Todos nuestros problemas dependen, esencialmente, de la falta de cumplimiento de la ley. Sector por sector puede facilitar la realización de un inventario de confirmación de esa realidad trágica para nuestro desarrollo.
A fuerza de realidad, hemos normalizado el desorden y eso conspira contra la consistencia del progreso de la sociedad dominicana. Incluso, el asunto adquiere mayor relevancia en la medida en que la sociedad ha aceptado procurarse su propia salida en el deterioro.
En otras palabras, hemos normalizado el caos en la cotidianidad social. Iniciando por la dirigencia política que se acomoda y renuncia a la postura de frenarlo.
Eso igual conlleva a reducir que aprovechemos nuestras potencialidades.
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