Es obvio que la salida de los demócratas de la Casa Blanca, en los Estados Unidos, cambió el panorama internacional. Y, particularmente, el tratamiento del conflicto ruso ucraniano.
El presidente Donald Trump no ha seguido ninguna de las políticas del pasado gobierno. Y mucho menos una que lideró el presidente Joe Biden. Ha quedado muy clara la situación como para pensar que Ucrania y los europeos involucrados en el atezamiento del conflicto encontrarían eco en los nuevos habitantes de la Casa Blanca.
Siempre se ha obviado la diplomacia para solucionar este problema y ahora queda más que evidente, al no aparecer una iniciativa que ayude a una salida negociada.
Falta inteligencia para construir una salida.