Más allá de su carrera, Montero encuentra su mayor felicidad en su hogar.
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- A sus 35 años, Norberto Montero, mejor conocido como Norby en el mundo artístico, ha logrado algo que pocos pueden: fusionar con maestría su amor por el periodismo con su pasión por la bachata.
Su historia es un testimonio de esfuerzo, sacrificio y gratitud, una travesía que comenzó en su natal El Cercado, provincia San Juan, donde desde niño supo que su destino estaba más allá de las fronteras de su humilde origen.
En una entrevista exclusiva para El Nuevo Diario, Montero comparte las vicisitudes que enfrentó en su infancia. Proveniente de una familia de escasos recursos, tuvo que separarse de sus padres para irse a vivir con familiares en pueblos cercanos, buscando una oportunidad para estudiar y superarse.
Conmovido, recuerda a cada tía y madrina y otro familiar que le brindó un plato de comida en momentos difíciles, personas que, con pequeños gestos de amor, lo ayudaron a seguir adelante.
Con nostalgia, rememora a sus antiguos compañeros de escuela, muchos de los cuales tomaron caminos inciertos. “Espero que, si algún día los vuelvo a ver, pueda reconocerlos”, expresa con melancolía.

Su mirada sobre la juventud actual
Para Montero, la juventud de hoy ha cambiado drásticamente. Lamenta cómo los valores y principios familiares parecen haberse desvanecido con el tiempo. “Los niños ya no tienen infancia”, dice con tristeza. “Antes jugábamos en la calle, nos divertíamos con trucaló, escondido, yun y otros juegos inocentes. Ahora, están hipnotizados con tabletas y redes sociales”.

El amor, su refugio
Más allá de su carrera, Montero encuentra su mayor felicidad en su hogar. Es padre de Aron Montero de León y esposo de Omarly de León, también periodista. Sobre ella, expresa con ternura: “Mi mejor momento del día es cuando llego a casa porque sé que ellos me esperan”.

El periodismo y su lado oscuro
Aunque ama su profesión, reconoce con pesar que el periodismo ha caído en una decadencia moral. “Ahora, para encajar, parece que hay que hacer un máster en sacar trapos al sol de los compañeros, y eso me apena mucho”, comenta con frustración.

Tras recibir ese reconocimiento, Norberto tiene claro que su compromiso es aun mayor con el periodismo de calidad.
La bachata: su otra gran pasión
Desde pequeño, Montero escribía y componía canciones, pero fue en 2011 cuando se atrevió a grabar su primer disco. “No fue fácil”, confiesa, pero su amor por la música lo mantiene firme en la creación de nuevos temas.
Resalta el poder y el valor de la bachata, un género que considera una joya cultural que merece ser preservada y enaltecida.
Norberto Montero es el claro ejemplo de que la pasión y la perseverancia pueden convertir los sueños en realidad. Con su pluma y su voz, sigue escribiendo su propia historia.
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