sáb. May 24th, 2025


Todos los medios cubrieron la marcha en el Hoyo de Friusa. Hubo muchos “likes”, mucho ánimo, discursos con sentido común sobre la necesidad de que el Gobierno tome medidas ante la ola migratoria desorganizada y regule a los trabajadores extranjeros.

Sin embargo, también se pronunciaron discursos incendiarios y provocadores que se alejaron de la esencia pacífica de la protesta. Se vieron figuras ansiosas de ser vistas allí, de mostrarse como parte de la convocatoria.

Entre los manifestantes, destacó un joven de familia humilde, a quien intentaron minimizar en una entrevista. No comprendieron que para amar a la patria no es necesario ser bachiller o especialista, sino simplemente ser un buen dominicano que respeta la historia de los héroes y heroínas que lucharon por la independencia.

Pero vayamos al punto: ¿de quién fue la culpa de lo que ocurrió? Como escritora, con toda la expectativa generada, parecía que habría un enfrentamiento entre los extranjeros indocumentados que habitan allí y los manifestantes. Sin embargo, los hechos mostraron otra realidad: la confrontación fue entre las autoridades y los manifestantes.

A esto se suma un hecho clave: ni siquiera se estableció una ruta clara para la marcha. No se definió hasta dónde debían llegar los manifestantes ni se orientó bien a los medios de comunicación sobre el desarrollo del evento. Esta falta de organización dejó un vacío que las autoridades aprovecharon para justificar su intervención y desvirtuar la protesta.

Los errores del Gobierno

El Gobierno falló y fracasó en varios aspectos clave:

1. Manejo de la protesta: Aunque aseguraron respetar el derecho a la manifestación pacífica, el uso de camiones de agua y las detenciones masivas evidenciaron una falta de estrategia para gestionar el conflicto sin recurrir a la represión. En lugar de controlar la situación con diálogo y mediación, optaron por medidas que solo escalaron la tensión.

2. Desconexión con la ciudadanía: Aunque reconocen la preocupación de la población sobre el tema migratorio, no han logrado convencer a la gente de que sus acciones han sido suficientes. Declaraciones como “ningún otro gobierno ha defendido la dominicanidad más que el nuestro” suenan más a justificación que a una respuesta concreta a las inquietudes de los manifestantes.

3. Falta de transparencia: No se informó el número exacto de detenidos ni se aclaró su destino. Esto genera desconfianza y abre la puerta a especulaciones sobre posibles abusos de poder.

4. Criminalización de la protesta: Al afirmar que “un grupo de infiltrados” alteró el orden, el gobierno minimiza la legitimidad de la manifestación y desvía la atención de las verdaderas razones del descontento. Desacreditar a los manifestantes en lugar de atender sus preocupaciones solo agrava la división social.

5. Incoherencia en el discurso: Dicen escuchar a los ciudadanos, pero sus acciones sugieren lo contrario. Llaman a la prudencia en el manejo de la información, pero al mismo tiempo descalifican a quienes critican su gestión, dando la impresión de que buscan controlar la narrativa en lugar de asumir responsabilidades.

6. Falta de organización previa: No establecer una ruta clara para la marcha ni ofrecer una orientación adecuada a los medios dejó un vacío que facilitó el caos y la manipulación de los hechos. La ausencia de una estructura definida convirtió una manifestación legítima en un escenario de incertidumbre y represión.

El Gobierno fracasó porque su respuesta dejó más dudas que certezas. Su estrategia de control fue más represiva que conciliadora, y su discurso se centró más en justificar su gestión que en ofrecer soluciones reales. La protesta en el Hoyo de Friusa no solo evidenció la indignación ciudadana ante el desorden migratorio, sino también la falta de una respuesta gubernamental efectiva y clara.

Por: Yelandra Sánchez.  





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