Por lo regular cuando la economía de los Estados Unidos marcha bien sus efectos positivos se sienten en la nuestra. Las razones son múltiples para que eso por lo regular sea así.
Los estadounidenses son los receptores de la mayoría de nuestras exportaciones de bienes y servicios. Eso incluye productos industriales y el turismo. Y son también los mayores receptores de nuestra migración regular que busca bienestar y progreso.
Allí igual se asienta nuestra presencia extraordinaria de beisbolistas y personal que se relaciona con esa actividad deportiva, generando magníficos contratos económicos.
Esa realidad nos lleva a considerar muy bien las relaciones con los Estados Unidos. Incluso, sin dejar de entender su actitud imperial.
Ahora estamos frente a nuevos desafíos y nuestra recomendación es que produzcan diálogos internos que nos ayuden a entender los efectos de los aranceles, y las cosas que debemos hacer y hacerlas bien.