sáb. May 10th, 2025


El papa León XIV. Foto/fuente externa

Por Javier Otazu

EL NUEVO DIARIO, NEW LENOX (CHICAGO). – El padre agustino John Merkelis, que compartió seis años cruciales de adolescencia (de los 14 a los 20) con el hoy papa León XIV, lo describe ante todo como «un hombre humilde», pero al mismo tiempo «tranquilo y sólido».

Merkelis, presidente de un colegio de secundaria de confesión católica propiedad de los agustinos -la misma orden del papa- en la periferia de Chicago, es uno de los pocos que quedan en esta ciudad que puede preciarse de haber conocido de cerca al nuevo papa.

Pese al desfile de periodistas en este frío viernes, Merkelis -habito negro y cincha de cuero- comparte con generosidad sus recuerdos.

«Desde niño quería ser cura. Bueno, todos los niños queríamos serlo entonces» -dice Merkelis en una entrevista con EFE-, y eso explica su implicación en las labores de la iglesia desde su infancia en una familia muy católica, y su entrada casi natural en el seminario con solo 14 años. A esa edad, precisamente, Robert Francis Prevost salió de su hogar y ya nunca volvió sino de visita.

A partir de aquella fecha, León XIV compartió con Merkelis más tiempo que con su propia familia. ¿Nunca tuvo Robert dudas? Y Merkelis responde, socarrón: «¿Quién no las tiene? Pero si las tuvo, nunca fueron tan graves como para poner en peligro su vocación».

Atraído por el clero regular y no el diocesano

¿Cuáles son sus primeros recuerdos, los que estos días escarba con atención? Merkelis dice que le quedó marcado cuando un casi niño Prevost le animó a optar no por el clero diocesano, sino por el regular, y entrar en una orden.

Por un lado, le atraía la regla de «obediencia, pobreza y castidad»; por otro, la idea de vivir en comunidad, y por último, no verse constreñido a un límite geográfico, sino ser un sacerdote del mundo. Y lo convenció.

Pero si hay algo que Merkelis quiere dejar claro, y lo repite una y otra vez, es que lo que mejor define a León XIV es «la humildad», una virtud que no lo ha abandonado ni siquiera tras ser nombrado cardenal en 2023, y que según su amigo no lo abandonará ahora por ser el jefe de la Iglesia católica, una de las instituciones más poderosas del mundo.

Esa humildad no le impide ser un hombre de «extrema solidez», como lo indica su rama de especialización en Derecho Canónico. «Ya cuando estábamos en el seminario se veía que él era el inteligente, así que se fue a estudiar a Roma, no como yo, que me tuve que quedar en Estados Unidos y mira dónde he acabado», bromea Merkelis.

¿Y cuánto le cambió su paso por Perú (un país donde llegó a pasar cuatro décadas)? «Perú le puso en contacto con los pobres. Le encantaba predicar el evangelio entre los más necesitados de entre los pobres. No diría que lo llegó a cambiar, pero eso le aportó una nueva visión. Siempre decía eso de que ‘cómo llegamos a los pobres, eso es lo más importante’», rememora Merkelis.

El hermano de León XIV dijo en una entrevista, de manera gráfica, que «no es de esos que pide un menú de 19 platos», y esta idea la corrobora Merkelis, que recuerda, por ejemplo, que cuando desde Perú primero y desde Roma después, regresaba a su Chicago natal, se alojaba en casa de su hermano John o en un cuarto de huéspedes dentro del convento de los agustinos, sin mayores lujos.

Amante de los automóviles

Eso no impide que haya una pasión que lo defina: los automóviles, asegura Merkelis.

«Le encantan los carros, le encanta conducirlos, te puede decir la marca y el modelo… y hasta cuando era prior general (agustino) le encantaba manejar a cualquier lado. O sea, un tipo corriente, pero si lo conoces, pronto verás que hay algo muy especial en él», añade su amigo.

¿Cuál fue su último contacto con él? La pasada semana, cuando empezó a ver su foto entre los ‘papables’, le escribió un correo: «Mucha gente dice que vas a ser el próximo papa. Pues que sepas que, lo seas o no, yo te apreciaré igual.» Y Roberto (aún no era León XIV) le contestó: «Pues aquí dicen que nunca será un estadounidense, así que voy a dormir mejor».

«Me parece que ahora eso va a ser diferente», vaticina Merkelis, pero insiste que, en lo fundamental, él no cambiará.

«Es un hombre tranquilo bajo la presión. Simplemente, es sólido, es él mismo. Si lo conocéis, y ojalá que lo conozcáis siendo papa, de aquí a dos años, seguirá siendo el mismo tipo», concluye.




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