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Si se ve con ojos imparciales y se analiza con mentalidad realista enfocada en los asuntos verdaderamente ligados al desarrollo económico, hay que convenir que uno de los hechos más trascendentes en la región del Cibao en los últimos días ha sido la explicación pormenorizada que recibió hace pocos días la comunidad de La Vega sobre lo que es el proyecto de construcción de la presa de Guaigüí.

En tono puramente didáctico, con lenguaje llano fácilmente entendible, un invitado especial de la Asociación para el Desarrollo de la Vega -el ingeniero Rafael Salazar- ofreció descripciones valiosas.

Decenas de representativos veganos escucharon la conclusión de que esa presa representa la solución definitiva a la problemática de suministro de agua en esa ciudad y otros poblados cercanos, al tiempo de  garantizar irrigación para miles de tareas de vocación agrícola y ganadera generación de  300 megavatios de energía eléctrica.

Se trata de una obra con dos embalses: el superior ubicado en la altiplanicie de la loma El Mogote, entre los ríos Camú y Yamí, y el inferior situado en el cauce del río Camú, aguas abajo de la confluencia con el arroyo Guaigüí.

 Este proyecto, del que se habla desde hace varias décadas, es uno de los que tiene en carpeta el actual gobierno y ha sido actualizado por la actual administración de la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (Egehid), que encabeza el ingeniero Salazar.

 Los asistentes al conversatorio -en que fue expositor secundario el ingeniero César Arturo Abreu- lucieron satisfechos de participar en una actividad de puro orden técnico en la que estuvo ausente la politiquería.

Se está ante un proyecto de alta significación al que deben estar atentos y empujar todos los sectores de la vida vegana.

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