vie. Jun 20th, 2025


Un ensayo sobre la guerra entre Irán e Israel

Las guerras no empiezan con misiles. Empiezan con odio fermentado. Con siglos de rencor que nadie limpia, con líderes que heredan heridas y las convierten en discursos. Con pueblos que nacen con el enemigo ya asignado. La guerra entre Irán e Israel no es de ahora. Solo es el último acto de una obra escrita hace siglos.

Israel defiende su existencia. Irán su ideología. Pero en el medio quedan los mismos de siempre: los niños con miedo, las madres con rabia, los cuerpos bajo los escombros.

Y no, no se trata solo de política. Ni de religión. Se trata de poder. Porque ni a Irán le duele tanto Palestina, ni a Israel le importa tanto la seguridad como para dejar de bombardear hospitales. Esto no es defensa. Es espectáculo.

El mundo observa como quien ve una serie de Netflix: a distancia, comentando, pero sin hacer nada. Occidente “condena”, “pide paz”, “llama al diálogo”, mientras firma contratos de armas por debajo de la mesa. Y mientras tanto, los muertos se acumulan como datos. Y nadie entierra ideologías. Solo cuerpos.

Irán lanza drones. Israel responde con fuego. Y el mundo mide los daños como si el dolor tuviera valor de mercado. ¿Quién ganó? ¿Quién perdió? Como si en una guerra alguien realmente ganara.

Ambos bandos gritan el nombre de Dios antes de atacar. Ambos se creen elegidos. Ambos dicen tener razón. Pero lo único cierto es que si Dios existiera como ellos lo pintan, estaría llorando en una esquina, harto de que usen su nombre para justificar masacres.

Porque al final, no es Dios quien pide sangre. Son los hombres. Hombres que no saben amar sin poseer. Hombres que no saben gobernar sin destruir. Hombres que no saben vivir sin guerra, porque la paz los dejaría sin excusas.
Y mientras ellos juegan a salvar patrias desde sus oficinas, la verdadera guerra se libra en los techos rotos, en las calles vacías, en los cuerpos calcinados. Y no hay victoria en eso. No hay gloria en eso. Solo muerte. Solo más odio. Solo más niños naciendo sin conocer la paz.

La guerra entre Irán e Israel no es una guerra santa. Es una guerra sucia. Como todas.

Contexto histórico y cifras clave

El conflicto entre Irán e Israel tiene raíces complejas que se remontan a décadas de tensiones geopolíticas, religiosas y estratégicas. Aunque no comparten frontera directa, ambos países han mantenido una enemistad declarada desde la Revolución Islámica de 1979, cuando Irán rompió relaciones diplomáticas con Israel y adoptó una postura de oposición frontal a su existencia.

Desde entonces, Irán ha financiado y apoyado a grupos como Hezbollah en el Líbano y Hamas en Gaza, mientras Israel ha llevado a cabo operaciones encubiertas y ataques directos contra objetivos iraníes en Siria, Irak e incluso dentro del propio territorio iraní.

En abril de 2024, por primera vez en la historia, Irán lanzó directamente un ataque con más de 300 drones y misiles sobre territorio israelí, marcando un punto de inflexión en la escalada. Israel respondió con bombardeos selectivos en suelo iraní. A pesar de los daños materiales limitados en ambas partes, el simbolismo del ataque directo encendió alarmas globales.
Según cifras de Naciones Unidas, los enfrentamientos indirectos entre ambos países y sus aliados han contribuido a la muerte de decenas de miles de personas en Medio Oriente, especialmente en Siria, Líbano, Irak y Gaza. Los desplazamientos forzados superan los 10 millones solo en la última década.

Mientras tanto, la comunidad internacional sigue dividida. Estados Unidos respalda abiertamente a Israel, mientras Rusia y China mantienen vínculos con Irán. El Consejo de Seguridad ha sido incapaz de imponer un cese al fuego efectivo en los focos más tensos del conflicto.

Lo que hoy se presenta como una lucha puntual entre dos potencias, es en realidad una red global de intereses cruzados, narrativas religiosas, y economía armamentista que mantiene viva la maquinaria bélica mientras las poblaciones civiles siguen pagando el precio.

Por Ann Santiago





Source link

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *