Hace un tiempo atrás, experimenté un episodio de estrés agudo que rápidamente se transformó en una cantidad de síntomas físicos sin causa aparente. Como profesional, me vi confrontada con una avalancha de responsabilidades y presiones que, hasta ese momento, había subestimado. Este evento fue un punto de inflexión, que me llevó a reflexionar sobre la importancia de mantener un equilibrio emocional en un rol donde las decisiones deben tomarse con precisión y claridad, bajo una presión constante.
Como oficiales de cumplimiento, no solo nos enfrentamos a complejas normativas y a la necesidad de estar en constante alerta ante posibles riesgos, sino, que también cargamos con la responsabilidad de proteger la integridad financiera de nuestras organizaciones. Sin embargo, la carga emocional que acompaña a este rol a menudo se pasa por alto. Esta experiencia me hizo ver de manera más clara que la resiliencia emocional no es solo un término de moda, sino una necesidad crítica para sobrevivir y prosperar en este campo. Sin un manejo adecuado del estrés y sin un sistema de apoyo emocional, es fácil que el peso de la responsabilidad se convierta en una amenaza para nuestra salud física y mental y, para la calidad de nuestro trabajo.
Ahora bien, es evidente que no basta con proporcionar formación técnica y herramientas de análisis; es igualmente importante equipar a los oficiales de cumplimiento con habilidades y recursos para manejar el estrés y recuperarse de situaciones de alta presión. En mi caso, he aprendido que la resiliencia emocional no solo me ayuda a enfrentar los desafíos diarios, sino que también me permite tomar decisiones más acertadas y mantener la objetividad, incluso en las circunstancias más difíciles.
Esta experiencia también me lleva a invitar a otros profesionales a reflexionar sobre si están valorando adecuadamente su propio bienestar frente a las cargas y compromisos diarios que enfrentan. ¿Estamos dedicando el tiempo necesario para gestionar nuestro estrés y mantener un equilibrio emocional que nos permita desempeñar nuestras funciones de manera efectiva? La planificación del tiempo emerge como una herramienta base en este contexto, permitiendo gestionar las responsabilidades de manera equilibrada y priorizar el autocuidado.
Así, esta reflexión invita a un cambio de paradigma personal, donde la resiliencia emocional se convierte en una prioridad individual, no solo para el beneficio personal, sino también para la eficacia en nuestras funciones profesionales y la vida diaria en su conjunto.
Por Verónica Borges