Naciones del G7. (Foto: fuente externa)
Por Julio César Rivas
EL NUEVO DIARIO, KANANASKIS (CANADÁ). – Entre las oleadas de misiles que se están lanzando Israel e Irán y que amenazan con provocar un grave conflicto regional, los líderes del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) inician este domingo una complicada cumbre de tres días en la localidad canadiense de Kananaskis con múltiples crisis en su agenda y sin un consenso entre los países por la irrupción de Donald Trump.
La Cumbre del G7, la 51 del grupo que se creó hace medio siglo, ya era complicada antes del estallido del conflicto entre Israel e Irán.
Las graves divergencias de la mayoría del G7 con el presidente estadounidense, Donald Trump, en temas clave como la invasión rusa de Ucrania, el conflicto en la Franja de Gaza, la guerra comercial iniciada por las políticas arancelarias de Washington o la lucha contra el cambio climático, eran suficientes para impedir que la reunión terminara con el tradicional comunicado conjunto del grupo.
Ahora, la guerra abierta iniciada por el bombardeo israelí de instalaciones del programa nuclear iraní, así como de infraestructuras militares, económicas y científicas del régimen de Teherán, así como los constantes bombardeos sobre Tel Aviv, añade más volatilidad a las conversaciones.
Fuentes oficiales canadienses ya han filtrado que la Cumbre de Kananaskis, en las pintorescas Montañas Rocosas de Canadá, terminará con una declaración del presidente de la reunión, el primer ministro, Mark Carney, ante la esperada imposibilidad de llegar a un consenso en los temas principales.
Además, el G7 producirá una serie de declaraciones, hasta siete, en algunos de los temas que se abordarán en la cumbre.
A preguntas de EFE, fuentes europeas han indicado que no es la primera vez que una cumbre del G7 termina con una declaración de la presidencia en lugar de un comunicado conjunto y que tampoco es un hecho grave.
«Creo que no es un secreto que en algunas áreas, en temas importantes, hay ciertas divergencias», señaló una de las fuentes que tiene conocimiento directo de las negociaciones que están ya manteniendo los equipos de los distintos países que asisten a la reunión.
«Pero la importancia de este G7 es también que ofrece la oportunidad a los líderes de tratar esos temas de forma muy abierta», añadió.
En lo que todos coinciden es que las conversaciones que mantendrán en Kananaskis Friedrich Merz (Alemania), Mark Carney (Canadá), Donald Trump (EE.UU.), Emmanuel Macron (Francia), Giorgia Meloni (Italia), Shigeru Ishiba (Japón) y Keir Starmer (Reino Unido) van a ser «francas y abiertas».
Conversaciones en las que también participarán los líderes de otros países de fuera del G7, como los presidentes de México, Claudia Sheibaum, y Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que han sido invitados a la cumbre por Carney.
«Lo importante para nosotros es que haya un intercambio franco entre los líderes para que puedan expresar sus puntos de vista, escuchar cómo los demás ven las cosas de forma diferente», explicó otra de las fuentes consultadas.
Lo que los países del G7 también se están esforzando en destacar en estos momentos es que a pesar de esas obvias divergencias, los países del grupo también están de acuerdo en numerosos puntos generales, como la necesidad de poner punto y final a los conflictos en Ucrania, la Franja de Gaza, la necesidad de dar estabilidad y previsibilidad a la economía mundial o que Irán no desarrolle armamento nuclear.
Y como una de las fuentes europeas señaló, tampoco hay que descartar la capacidad de los líderes «para influirse mutuamente durante la discusión», lo que puede dar lugar a «resultados no esperados» gracias a las conversaciones que mantendrán durante los próximos tres días.
Relacionado