La conocida firma internacional de servicios financieros estadounidense, Morgan Stanley, publicó el 28 de mayo del presente año un informe que se ha conocido como «Perspectivas económicas de mitad del año 2025: una desaceleración generalizada», en el que pronostica una contracción de la economía mundial entre el año 2025 y 2026. Augura un crecimiento de un 2,9 por ciento, tras referir que es “el menor desde la crisis pandémica de la Covid-19” cuando el encierro detuvo o disminuyó la actividad económica a nivel global: la producción, la cadena de suministro y el consumo; la generación, oferta y demanda de servicios. Es bueno recordar que el crecimiento de 2024 fue de 3,5%.
Destaca el informe que esta desaceleración mundial tiene una relación directa con la desaceleración de la economía de los Estados Unidos que, por demás, a pesar de una disminución de la inflación en la mayoría de los países, será el único país que mantendrá una alta inflación, debido a los aranceles que ha repartido el presidente Donald Trump por todo el mundo, incluyendo economías diminutas y territorios habitados por pocas personas o completamente deshabitados, como las islas noruegas Jan Mayen y Svalbard; las australianas Islas Cocos (o Keeling) la de Navidad, la Isla Norfolk, la Heard y la McDonald, una acción justificada en la reciprocidad arancelaria que se expresó en el arancel del 145 por ciento colocado a China, su principal rival comercial y blanco, con quien tiene un déficit comercial que alcanzaba en 2024 la cifra de 295.4 mil millones de dólares y una deuda que para ese mismo año ascendía a 785 mil millones de dólares, expresados en bonos del tesoro.
El referido informe afirma que estos aranceles han causado un gran daño a la economía global y que aunque éstos se revirtieran «no se restaurará el nivel de crecimiento alcanzado sin ellos». Por esta razón Estados Unidos crecerá apenas un 1,5% (en 2024 creció 2,8%); Japón y Europa un 1% respectivamente, mientras que la India experimentará un crecimiento de 5,9 y China uno de 4,5.
Esta proyección reafirma que el mayor aporte al PIB mundial sigue viniendo de países no occidentales, y que el G7 va perdiendo la batalla económica y comercial frente a los Brics, señal inequívoca del rumbo ascendente de algunas economías emergentes que comienzan a ser actores de primera línea en la reconfiguración planetaria que viene a alterar la dinámica de los mercados, de la economía, de las finanzas, de la política, del juego militar y diplomático que trae consigo un escenario geopolítico marcado por nuevos espacios de influencia.
Pero, ¿qué lectura hay que darle desde la República Dominicana a este informe, que además de lo revelado, esconde cuestiones irresolubles de carácter estructurales que empañan el horizonte occidental? Pues, que ante los cambios súbitos que se escenifican en el mundo y nos llenan de incertidumbre y desconcierto, debemos ir apostando a un liderazgo inteligente, con experiencia, conocedor de la dinámicas e intríngulis de la política global y las cuestiones de Estado, para que conduzca el país a partir de 2028.
Esta caracterización nos lleva, fuera de cualquier vergonzosa lisonja y dentro de la objetividad que el tiempo y el registro histórico certificarán, a concluir en un nombre: Leonel Fernández, que, a decir de mi amigo Juan Carlos Espinal, y a propósito de la sociedad del espectáculo, el travestismo político y el marketing malicioso y seductor, “no es un producto, ni una marca, ni una postal, ni un referente de relaciones públicas, ni un compendio universal de tiras cómicas, ni un meme; sino un fenómeno inédito con otros valores, un instrumento político de la historia” que, diría yo, el ruido y la humareda de los intereses y las pasiones del momento, no dejan escuchar ni ver.