dom. Jun 1st, 2025


Rafael Zapata y Juan Soto.

EL NUEVO DIARIO, NEW YORK.- Calificaron como loco a Rafael Zapata.

El dueño de una academia de béisbol juvenil en la República Dominicana tuvo una idea. Iba a trabajar con un destacado lanzador de 14 años y convertirlo en un jugador de posición.
Lo que pasaba era que este muchacho no sabía batear y no sabía correr.

«Tuve una reunión con todos mis entrenadores», dijo Zapata a MLB.com. «Y planteé la idea de convertirlo en bateador. Algunos me llamaron loco. Pero no me importaba.

“Les dije, ‘Sé que hay dinero en ese bate’”.

Y había dinero en ese bate — $765 millones, para ser exacto.

Ese lanzador de 14 años era Juan Soto, quien hará su debut con los Mets cuando Nueva York abra la temporada contra los Astros en Houston el jueves. Esta última temporada baja, el toletero dominicano firmó el contrato más grande en la historia de los deportes profesionales, un acuerdo de 15 años que rompió el récord anterior establecido por la superestrella de dos vías Shohei Ohtani apenas el año anterior.

Y sin duda, fue el bate de Soto el que le consiguió el histórico contrato. Si no hubiera sido por Zapata, el mundo del béisbol podría nunca haber conocido a un jugador que ha sido comparado con figuras como Ted Williams y Barry Bonds.

«Él jugó un papel importante en mi carrera, en mi vida», dijo Soto. «Él comenzó a enseñarme cuando tenía 10 años. Fue como un mentor para mí. Más que un mentor, diría yo. Era como un padre en el terreno de béisbol”.

Pero ni siquiera Soto estaba especialmente entusiasmado cuando Zapata le contó lo que quería hacer con su futuro en el béisbol.

«Él no quería renunciar a lanzar», reveló Zapata, quien es cariñosamente conocido como «Papé» en la República Dominicana. «Tuvimos que decirle que, aunque jugaría en los jardines y batearía, todavía podía lanzar algunos días».

Juan Soto, el lanzador. En sus sueños más locos de béisbol, estaría de pie en una lomita de las Grandes Ligas, no en la caja de bateo. Pero a veces, se necesita un entrenador «loco» para ver lo que otros no pueden.

La inspiración de Zapata vino de otro lanzador dominicano que fue transformado en jugador de posición para capitalizar habilidades distintas a su brazo, lo que eventualmente lo llevó a un contrato profesional con una organización de las Grandes Ligas.

«Había otro que fue a la academia», dijo Soto. «Él nunca había bateado antes, nunca había agarrado un bate. Era pitcher. Después de que tiró en el bullpen y todo, Rafael lo envió a hacer sprints con los otros lanzadores.

«Y ese muchacho simplemente se fue».

Ese lanzador de velocidad fulgurante era Sauris Mejía, a quien Zapata convirtió en jardinero a partir del día siguiente. Zapata le enseñó a Mejía a tocar la bola y a convertirse en un bateador de contacto para aprovechar su increíble velocidad. Mejía firmó con los Tigres en el 2014.

«Y entonces Rafael pensó, ‘Tengo la oportunidad de hacer lo mismo con Juan,’» dijo Soto.

Aunque no fue la velocidad lo que se destacó en el caso de Soto, Zapata tomó nota del impecable reconocimiento de lanzamientos de Soto en el número limitado de turnos al bate que tuvo. Zapata también estaba mirando hacia adelante y formando una estrategia para hacer de Soto un prospecto lo más atractivo posible.

«En el 2013, me di cuenta de que en la clase de firmas internacionales del 2015, no había muchos bateadores zurdos de poder», dijo Zapata. «Fue entonces cuando comencé la transición para que él se convirtiera en bateador».

La transición implicó un entrenamiento poco ortodoxo, lo que llevó a la proliferación de esa palabra «loca» de nuevo, y un trabajo intenso.

¿Es el Soto que ves hoy — él con el porcentaje de embasarse más alto entre los bateadores activos calificados (.421), el OPS de por vida de. 953 OPS, 201 cuadrangulares, cuatro Juegos de Estrellas, tres veces dentro del Top 5 en las votaciones para Jugador Más Valioso y cinco Bates de Plata, todo antes de su campaña con 26 años – producto del tenis?

«Por eso ves esas mecánicas», afirmó Zapata sobre el enfoque de élite de Soto en el plato. «Vi eso en el tenis; el resultado del impacto siempre es una línea. No hay elevados. Le enseñé a Juan a buscar ese impacto. Usamos una raqueta de tenis. Hice un ejercicio con la mano izquierda y otro con la mano derecha.

«Por eso ves a Juan dando tantos batazos por el medio del terreno y y el jardín derecho, por ese concepto que le enseñé con la raqueta de tenis».

Soto lo desglosó aun más, subrayando el beneficio central de todo el trabajo que hizo con la raqueta de tenis.

«Eso era sobre cómo usar tus manos», explicó Soto. «Era más de cómo usar tu ‘backhand’ para mantenerte detrás de la pelota con la raqueta de tenis. Te está lanzando la bola y tienes que asegurarte de no halarla. Tienes que seguir la bola, porque halarla no funcionará”.

El que lo ve probablemente crea que es una locura. Pero tiene sentido.

No se puede negar los resultados. Soto es uno de los ocho bateadores en la historia de MLB con OPS+ de al menos 160 hasta su temporada de los 25 años (mínimo 3,000 visitas al plato) — los otros son Ty Cobb, Mickey Mantle, Mike Trout, Jimmie Foxx, el dominicano Albert Pujols, Tris Speaker y Rogers Hornsby.

Y en cuanto a mantenerse en el béisbol como si estuviera balanceando una raqueta de tenis en lugar de un bate de béisbol, los resultados también hablan por sí mismos. Su gráfico de distribución de jonrones en su carrera es una maravilla, con el 58% de sus vuelacercas siendo por el jardín central o derecho. Mientras tanto, los nuevos datos de Statcast revelan que Soto puede batear con potencia en una variedad mucho más amplia de puntos de contacto, básicamente, donde se hace el contacto en comparación con el centro de masa del bateador, a diferencia de tu bateador típico, que necesita agarrar la pelota bien delante para disparar cuadrangulares.

Zapata no se detuvo con esta lección en la raqueta de tenis. Mientras Soto estaba en el sistema de ligas menores de los Nacionales después de firmar con Washington por $1.5 millones en el 2015, visitaba la República Dominicana y a veces iba a jugar en un terreno de la academia de Zapata.

«Él dio 60 jonrones», dijo Zapata sobre una sesión de práctica de bateo particularmente significativa. «Todos lo estaban disfrutando. Era como una fiesta. Estaban asombrados por él. Pero todos los jonrones fueron por el jardín derecho”.

Después de la impresionante demostración de poder, Soto se acercó a Zapata con sus compatriotas gritando en el fondo.

«Ya terminé», dijo.

Zapata no lo iba a permitir.

«Aún no terminas», dijo Zapata.

«¿Por qué?» Soto respondió.

«Porque no has dado jonrón por el jardín izquierdo».

Zapata temía que todas esas horas con la raqueta de tenis pudieran haber sido en vano. Pero no te preocupes — Soto no había olvidado, conectando cuadrangulares por el bosque izquierdo varias veces antes de dar por terminado el día.

Las largas horas de intenso entrenamiento han dado sus frutos, no sólo para Soto, sino también para el hombre que lo guio en sus años más formativos en el béisbol. Por eso, el primer bambinazo de Soto en las Grandes Ligas, que llegó ante el primer lanzamiento que vio en su primera partido como titular en las Mayores, fue tan especial para Zapata.

«El primer jonrón que conectó en Grandes Ligas”, dijo Zapata, «fue por el jardín izquierdo. Me sentí increíble al ver eso”.

La influencia de Zapata en la vida y carrera de Soto no puede ser exagerada. Él vio el potencial cuando Soto tenía apenas 14 años. Ahora, Soto ha conseguido el contrato más rico que cualquier atleta profesional haya recibido y a los 26 años, apenas está empezando.

Quizás el ejemplo más emblemático de lo que Zapata ha significado para Soto surgió al principio del proceso de transición de Soto de lanzador a bateador.

«Durante una práctica de bateo cuando tenía 14 años», cuenta Zapata, «vi a Juan imitando a otro jugador — era un compañero de equipo que era un poco mayor y estaba en el mercado, buscando firmar con un equipo de Grandes Ligas.

“Detuve la práctica de bateo y llamé a Juan. Le dije, ‘Eres Juan Soto.’ No tienes que imitar a nadie. Vas a ser un jugador de Grandes Ligas. Vas a llegar a Grandes Ligas, pero lo harás siendo Juan Soto, no imitando a otro”.

Doce años después, Soto podría ser muy bien el bateador más completo del juego. Pero si no fuera por momentos como ése, quizás nunca hubiera alcanzado tales alturas.

Él no duda en reconocer a su mentor de la República Dominicana, un hombre que desempeñó un papel central en convertir a Juan Soto en la superestrella que es hoy en día.

«Qué mentor para mí», dijo Soto. «Sólo la manera en que me mostró cómo jugar. Me enseñó la mayoría de las cosas que sé. Siempre estuvo ahí para cualquier cosa y para todo. No podría estar más agradecido con él.

 




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