mar. Abr 22nd, 2025

Por Henry Zacarias

RADACCIÓN ARTE & ENTRENENIMIENTO (18 de marzo 2025).-Tenía 23 años. Un talento que deslumbraba al mundo, pero una vida que se apagaba entre muros invisibles. Tommy Mottola tenía 43 y el control absoluto sobre la artista más prometedora del momento. Lo que el público veía como un cuento de hadas en la cima de la industria musical, para Mariah Carey era una jaula dorada.

Desde el momento en que su relación comenzó en 1991, la balanza de poder estuvo inclinada. Ella, una joven cantante con un futuro brillante; él, el hombre más poderoso de la música, con una visión clara de quién debía ser Mariah: no una estrella libre, sino un producto moldeado a su voluntad.

El matrimonio, celebrado en 1993 con la pompa de una historia perfecta, escondía una realidad oscura. Mottola no solo dirigía su carrera, sino su vida. Vigilada, restringida, despojada de su autonomía, Carey describió esa etapa como una “prisión”, un encierro emocional que, a pesar del éxito, la dejó sintiéndose pequeña, vulnerable y, sobre todo, sin voz propia.

Incluso aquellos que la rodeaban vieron lo que sucedía. Su amigo Michael Jackson lo dijo sin rodeos: “Tommy Mottola es el diablo”. Años después, reveló cómo Mariah, tras su divorcio en 1998, corrió hacia él entre lágrimas, repitiendo que Mottola era un hombre cruel.

Con el tiempo, Carey logró liberarse, pero las cicatrices de ese matrimonio quedaron grabadas en su historia. Detrás de los premios, las ventas millonarias y las ovaciones, hay una mujer que tuvo que pelear por su libertad en un mundo donde, muchas veces, el éxito tiene un precio demasiado alto.

Fuente: https://www.facebook.com/Bellas4041?_

Coordinan por Grupo Crónicas: Evangelina de los Santos de la Rosa y Helen M Terrero V

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