En el año 2003 publicamos una obra sobre Hostos que nos fue encomendada por la comisión creada por el Poder Ejecutivo para conmemorar el primer centenario de la muerte de Eugenio María de Hostos: Bibliohemerografía hostosiana de autores dominicanos, en la que aparece el himno que le escribiera el poeta y educador santiaguero Ramón Emilio Jiménez (1886-1970), y que fue musicalizado por el músico dominicano José de Jesús Ravelo (1876-1951).
En el mes de agosto de 2011 la comunidad hostosiana de Santiago de los Caballeros, en ocasión del 108 aniversario del fallecimiento de Eugenio María de Hostos, disfrutó de la brillante interpretación de ese emotivo himno en las voces bien armonizadas de El Orfeón de Santiago, considerada la principal agrupación coral de la Región del Cibao, fundada en 1962 y siempre bajo la magistral dirección del Padre César Hilario. La actividad conmemorativa fue auspiciada por la Alcaldía de esa histórica ciudad.
A continuación, las letras de ese “Himno a Hostos”, pieza poética contenida en La Patria en la canción,5 obra didáctica publicada por Jiménez en 1933:
Apóstol de una causa,
prócer de un ideal,
fundaste en la República
la Escuela Racional.
Por la escuela viviste;
fue ‘civilización
o muerte’ tu divisa,
y fue tu religión.
Y por ella sufriste;
el deber de enseñar
de tu verbo hizo culto,
y de tu vida altar.
Por el bien de la Patria
y el de la humanidad
te coronó la diosa
de la inmortalidad.
Y al ser la encarnación
de un máximo ideal,
la Escuela será siempre
tu propio pedestal.
Para quien decidiera escribir la historia de las relaciones de Eugenio María de Hostos con la ciudad de Santiago de los Caballeros los datos que más adelante ofrecemos podrían ser de alguna utilidad para el investigador interesado.
Sabido es que Hostos pisó tierra dominicana por primera vez el 30 de mayo de 1875. Lo hizo al arribar en Puerto Plata el vapor americano Tybee que había abordado en New York. Es cuando conoce a Segundo Imbert, a Gregorio Luperón y a Federico Henríquez y Carvajal. Estos dos últimos habrían de convertirse en dos grandes amigos y colaboradores incansables del Apóstol antillano en su heroica empresa transformadora del sistema de enseñanza en la República Dominicana. Pues bien, ocurre que, en septiembre 8 de ese mismo año de 1875, Hostos le escribe a los redactores del periódico La Paz, órgano de la Sociedad Liga de la Paz, de Santiago de los Caballeros, una reveladora y poco difundida carta en la que expresa su deseo de conocer a esa histórica ciudad cibaeña:
Si pudiera lisonjearme la esperanza de ser conocido en esa comarca y por ustedes, valdría algo la palabra de aliento que va a salir de mi pluma y de mi alma para ustedes. Siempre, y en todo el Nuevo Mundo, alma y pluma y vida entera han estado en mí a disposición de los buenos, y consagradas al presente y al porvenir de esta gran patria que jamás he visto limitada al pedazo de tierra que me disputan los españoles, y que veo en todos y cada uno de los pedazos de tierra en que está subdividido el Continente y en que está despedazado el archipiélago.
Dominicano de sentimiento ―continúa diciendo Hostos―, como cubano de obligación, como puertorriqueño de nacimiento, como latinoamericano de origen y devoción y aspiración, me conmueve cuanto conmueve el viril corazón de todos nuestros pueblos, y no he podido ser indiferente al acto de inteligencia, de alto patriotismo y de elevada concepción de los deberes del ciudadano que hay en la actitud de las asociaciones política, económica y filantrópica que juntas han producido ese periódico […]
[…] quiero decir en alta voz que no hay pensamiento, sentimiento, acto, intención, aspiración, que no hayan tenido en mí el sello infalsificable de mi afecto razonado a este país.
Esa carta fue publicada en el periódico La Paz del 11 de septiembre de 1875 y reproducida, luego, en la obra Hostos en Santo Domingo, de Emilio Rodríguez Demorizi. Pero más interesante resulta lo que expresa Hostos el 5 de julio de 1884, fecha en que publica, en el número 10 de la Revista Científica (Santo Domingo), su artículo titulado “La provincia de Santiago de los Caballeros como ejemplo de adhesión”. El eximio educador declara su admiración por Santiago en el primer párrafo:
La provincia más provincia de todas las provincias de la República Dominicana, la de Santiago de los Caballeros. Ella es la que salvó de la invasión haitiana, todo el norte de la República: ella es la que, desde mucho antes, sostenía, con el espíritu viril que faltaba a las demás, la lucha por la vida en que estaban empeñados los colonos españoles de oriente y los colonos franceses de occidente.6
En 1880 Hostos funda y dirige la primera Escuela Normal del país y dicta cátedras de derecho y economía política en el Instituto Profesional, pero al año siguiente, en 1881, funda la Escuela Normal de Santiago de los Caballeros. La instalación de la Escuela Normal en esta ciudad tiene lugar, específicamente, el 19 de enero de 1881 y quien preside el acto es el Presidente de la República, Fernando Arturo de Meriño.
En 1884 se efectúa, en la ciudad de Santo Domingo, la investidura de los primeros maestros normalistas y Hostos pronuncia un memorable discurso, que luego sería publicado con el título de Apología de la Verdad. Ocurre que uno de sus discípulos más sobresalientes fue Arturo Grullón, oriundo de Santiago de los Caballeros, y cuyo nombre ostenta la Escuela Primaria-Intermedia de mi pueblo, Jánico, uno de los nueve municipios de la Provincia Santiago. Al pasar el tiempo, sería el Dr. Arturo Grullón uno de los médicos de cabecera del Apóstol antillano.
Nos hemos referido a la presencia de Eugenio María de Hostos en la ciudad de La Vega en 1900, mientras realizaba labor de supervisión educativa en su calidad de recién designado Inspector de Enseñanza Pública. En su diario, en fecha jueves 5 de julio de 1900, en la ciudad de Santo Domingo, Hostos escribe:
Salí a las cuatro p.m. en viaje de inspección general de la enseñanza en la República, a bordo del Cherokee. Llegamos a Macorís a las siete p.m. y salimos para Sánchez a las ocho a. m. del siete. Después de cuatro días de permanencia en Sánchez, salimos para La Vega a las seis y media de la mañana del miércoles 11, bajo un aguacero, y llegamos a las doce y cuarto p.m.7
El miércoles 8 de agosto de ese año, procedente de La Vega, Hostos llega a la ciudad de Santiago de los Caballeros. Él relata:
Salida de La Vega para Santiago. Llegada a las doce. Reunión en mi aposento con el Gobernador y el Inspector Provincial. Se conviene en un programa de tareas. Serán: reunión del Ayuntamiento por la noche. Invitación al director del Colegio Central para que se presente acto continuo; convocación de la Junta de Instrucción Pública para mañana a las nueve; reunión del cuerpo de profesores.8
El distinguido visitante continúa contando en su diario:
Los días fueron completados en esas tareas, que terminaron con la presentación en el Centro de Recreo a la sociedad de Santiago. Parece que el efecto causado por el discurso fué muy favorable, pues se me ha hablado de una manifestación pública para que me quede.9
El sábado 11 de agosto Hostos registra en su diario la siguiente escena: Se me presenta el señor Peña y Reinoso. Lo que dice; lo que le contesto, y espíritu de conciliación y tolerancia con que lo calmo y lo despido. Salida para Puerto Plata.10
El Apóstol antillano se refiere al educador y escritor Manuel de Jesús Peña y Reinoso, oriundo de Licey y fundador en Santiago de los Caballeros del Colegio La Paz y de la Sociedad Literaria Amantes de la Luz.
El Gran Maestro retornaría a Santiago de los Caballeros el sábado 18 de agosto. Al día siguiente se reúne con el Gobernador y asiste al Club de Santiago. El lunes 20 imparte Instrucciones al director provisional de la Escuela de Comercio de Puerto Plata y comunicaciones al Presidente de la Junta de Instrucción Pública; a la Comisión de Vigilancia, a los directores del Club Juvenil y a los padres de familia electos por la Comisión.11
Antes de su salida definitiva de Santiago rumbo a La Vega ―lo cual ocurrió el miércoles 22 de agosto de 1900― Hostos, el día antes, recibió “la comisión de jóvenes nombrada para requerir mi residencia en Santiago”, dice él. En la noche de ese martes, y a solicitud del Vicepresidente de la Junta de Instrucción Pública, dicta una conferencia “para insistir en el propósito de la sociedad de Santiago”.12
Eugenio María de Hostos visitaría nuevamente a Santiago de los Caballeros el 30 de marzo de 1901, permaneciendo hasta el 1ro. de abril, día en que parte hacia La Vega. Sobre esta breve estancia en la histórica ciudad nada encontramos en su diario, pues en el mismo hay un vacío entre el 23 de septiembre de 1900 y el 22 de marzo de 1903. Queda pendiente de investigar acerca de la presencia del ilustre visitante durante esos dos días.
________
*Fragmento de un capítulo de mi libro En torno a la literatura dominicana (ensayos literarios, culturales y bibliográficos), publicado en el 2013 por el Banco Central de la Rep. Dom.
- La patria en la canción. Obra graduada de canto coral en cuatro series. Barcelona: Imprenta Hispano-Americana, 1933. xi-348 p.
- Emilio Rodríguez Demorizi. 2.a edición. Hostos en Santo Domingo. Vol. I. Santo Domingo: Sociedad Dominicana de Bibliófilos, 2000. P. 133.
- Obras completas. Habana, Cuba: Cultural, S. A., 1939. Tomo II: p. 360.
- Loc. cit.
- Op. cit., pp. 366-367.
- Loc. cit., p. 367.
- Op. cit., p. 369.
- Idem, p. 24.
Por: Miguel Collado.