Desde el 1 de junio entramos a nuestra habitual temporada ciclónica que cubrirá hasta el 30 de noviembre. Esa es la formalidad como cada año. Sin embargo, con el cambio climático podemos tener alteraciones fuera de este período, pudiendo extenderse y aparecer ciertas situaciones fuera de esa cobertura.
Ya las hemos tenido y se ha aprendido de ellas. Eso significa que podemos prepararnos y estar alerta para tener la capacidad de responder a las situaciones regulares y las anormales. Y aquí se necesitan las acciones preventivas de las autoridades que confluyen en el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y la colaboración de la población.
Tiene que darse una combinación perfecta. Las autoridades que alertan y la gente prestar atención y estar dispuesta a obedecer los llamados. Es decir, sin oídos sordos ni temeridades en las emergencias.
Esto es como la seguridad. Sólo si es preventiva vale la pena. En otras palabras, evitar que ocurra lo peor. Y la mejor actitud es la disposición de las autoridades y de la población.