En el país no hay un “día nacional de la mujer” (aclaramos, no hay ley o decreto que declare como tal un día específico), sino que conmemoramos un “día internacional para la mujer” desde que en 1972 fue aprobada por la Asamblea General de la ONU la proclamación del año 1975 como “Año Internacional de la Mujer”.
La acción mundial (o de la mayoría de gobiernos del mundo) estaría dedicada durante el año 1975 a intensificar las medidas encaminadas a:
a) Promover la igualdad entre hombres y mujeres;
b) Asegurar la integración plena de la mujer en la totalidad del esfuerzo en favor del desarrollo, en especial destacando la responsabilidad y el papel importante de la mujer en el progreso económico, social y cultural en los planos nacional, regional e internacional, particularmente durante el Segundo Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo;
c) Reconocer la importancia de la creciente contribución de la mujer al desarrollo de las relaciones de amistad y de la cooperación entre los Estados y al fortalecimiento de la paz mundial.
No obstante, en 1975 el poder ejecutivo declaró el año 1975 como “Año de la Mujer, bajo el lema de Igualdad, Desarrollo y Paz”, al considerarse que era “necesaria la incorporación definitiva de la mujer a los procesos de desarrollo y que para ello se debe promover la igualdad entre hombres y mujeres para aumentar así la contribución de la mujer al desarrollo de las posibilidades que tiene la mujer de servir a sus países y a la humanidad”. Lo anterior, coincidiendo con la ONU que había declarado el año 1975 como Año Internacional de la Mujer.
Entre los diversos trabajos sobre afianzamiento de la igualdad entre hombre y mujer, en 1975 se aprobó la “Declaración de México sobre la igualdad de la mujer y su contribución al desarrollo y la paz”, en la que se destacaba que “la participación mayor de la mujer en condiciones de igualdad a todos los niveles de la adopción de decisiones contribuirá de manera decisiva a la aceleración del ritmo de desarrollo y al mantenimiento de la paz”.
En diciembre de 1977, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución (respaldada, votando a favor, por el gobierno de República Dominicana) invitando a “todos los Estados a que proclamen, de acuerdo con sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día del año como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional”. Y como el evento especial del “Año Internacional de la Mujer” de 1975 realizado por la ONU fue el día 8 de marzo de aquel año, se asumió –a partir de la referida resolución– ese mismo día, año tras año, a partir de 1978, como el “Día Internacional de la Mujer”. Bien hicieron los gobiernos al decidir que “un mismo día” se proclame al unísono como de la mujer –y así fuese “internacional”–, pues de haber conmemoraciones en días diferentes en cada Estado se perdería o reduciría el vigor e impulso de las demandas y desafíos que tal proclamación entraña. Y es que un “día especial” es reconocido como “internacional” si los países coinciden en ello y así lo asumen, sin fisuras; de otro modo es solo “día nacional”.
Para visibilizar y afianzar luchas y defensas en favor de la mujer, por el decreto No. 3013 de 1985 se creó “la Medalla al Mérito de la Mujer, para premiar el esfuerzo realizado en favor de la mujer o de la comunidad, la cual será otorgada el día 8 de marzo de cada año, “Día Internacional de la Mujer”. Así que todos los años varias mujeres prominentes reciben un merecido galardón, al desarrollar alguna actividad que las enaltece y las hace sobresalir en favor de la causa de la mujer dominicana y para beneficio de la sociedad dominicana en su conjunto.
El Reglamento para la entrega de la Medalla al Mérito de la Mujer establece que tienen derecho a presentar candidatas todas las instituciones del Estado dominicano, así como organizaciones de la sociedad civil (fundaciones, asociaciones sin fines de lucro, gremios de profesionales, juntas de vecinos, organizaciones de mujeres, asociaciones empresariales, partidos políticos, asociaciones sindicales, instituciones académicas, iglesias y organizaciones medioambientales, entre otras). Este reglamento establece que ninguna mujer podrá ser galardonada en más de una ocasión con la Medalla al Mérito de la Mujer.
Pero, ¿la conmemoración debe limitarse a un día específico? Tradicionalmente ha sido así, si se sigue a pie juntillas lo acordado en la ONU. Pero nada obliga a que siempre sea así.
En 2001, a través del Decreto No. 308-01, hubo un ensayo de conmemorar durante toda una semana la fecha dedicada internacionalmente a la mujer, por sus luchas, logros y desafíos. Si se considera que fue totalmente exitoso, no se entiende (al faltar explicaciones) el porqué no se siguió realizando año tras año a partir de 2001. La motivación principal de la decisión era:
“La necesidad de aprovechar esta fecha de importancia mundial para consagrar un espacio de tiempo mayor, dedicado a la mujer, con la finalidad de optimizar los esfuerzos realizados a favor de los derechos de la mujer, de tal modo que faciliten proyectar con eficacia el llamado a la conciencia de toda la sociedad para crear un marco de igualdad de oportunidades para todas las mujeres, así como potenciar su participación en el proceso de desarrollo nacional”.
Por ello se declaró como “Semana de la Mujer” un total de siete (7) días, comprendidos entre el día viernes 5 y el día jueves 11 de marzo del año 2001. Esto permitió a la entonces Secretaría de la Mujer (hoy ministerio) planificar mayor cantidad de actividades en homenaje a la mujer, sacando por primera (y única) vez del encasillado de un único día cada año, la difusión amplia y con más detalle de, por un lado, los logros y avances en la generación de condiciones que implican mejoría en las causas de la desigualdad; y, por el otro, los retos y desafíos aún por enfrentar debido a inconvenientes en políticas de avanzada y ostensibles rezagos, ya que conviene para fines de evaluación de un programa o política de Estado conocer cuánto se ha avanzado y cuánto falta por recorrer. Y francamente, la cantidad de información generada ese día dificulta que, con sobriedad, se analice con cierta objetividad, teniendo en cuenta diversos enfoques e intereses, dónde estamos y cuánto nos falta para llegar a la meta común trazada en 1972.
¿Cómo restablecerlo? Para evitar que la semana de la mujer pudiera interferir en alguna forma con el día de Sánchez (9 de marzo), debido a que ante la necesidad de resaltar en un mismo día dos o más fechas, hechos relevantes o personalidades de gran trascendencia e importancia, usualmente una se superpone a las otras, la semana de la mujer siempre iniciaría el día 2 de marzo culminando el día 8 de ese mes. El principio y fin de la semana de la mujer podría no coincidir con la semana natural (de domingo a sábado). Siguiendo este esquema, para este año 2025 la semana de la mujer habría sido desde el domingo 2 al sábado 8 de marzo. Para el próximo año 2026 sería del lunes 2 al domingo 8 de marzo. Así, como se ve, en unos casos habrá encaje total con la semana natural y en otros no, pero no ahogaría el “día de Sánchez”, patricio que bien merece todo lo que le damos, y un día especial.
Con toda una semana para un loable fin, habría suficiente tiempo para que las instituciones públicas y entidades privadas organicen actividades y presenten planes y programas a futuro en pos de resaltar avances y logros así como fijarse metas ante los retos pendientes, y no que todo se haga en un día, donde –por naturaleza– acapara la atención, la actividad donde se entregan las Medallas al Mérito, quedando opacadas las demás actividades que se realizan. Se trabajaría mejor en la concientización permanente que hay que hacer en la sociedad dominicana sobre la importancia de asegurar cada día (además de lo establecido en la constitución y las leyes, la llamada “igualdad formal”) .
Al retomar con carácter permanente la semana de la mujer (que puede ser por ley del Congreso Nacional o decreto del poder ejecutivo), se podrá, en adición, declarar el 8 de marzo como “Día Nacional de la Mujer Dominicana” (recuérdese que solo se conmemora el “Día Internacional de la Mujer”) y tener un día nacional (uno nuestro, de nosotros) para la mujer dominicana, como lo es el “Día de la Mujer de las Américas” que se conmemora en el mes de febrero.
A decir verdad y con absoluta honestidad, la mujer dominicana se merece toda una semana, ¡y mucho más!
Por: Ezer Vidal.