“Queremos la defensa de la vida humana, que es lo que puede pedir un pueblo.” Jorge Eliécer Gaitán
El caudillo liberal no imagino que, al celebrar la marcha del silencio, caería por las balas del fanatismo el 9 de abril de 1948 en las calles de Bogotá, al salir del liberalismo y regresar al partido liberal, escalar hasta la alcaldía de Bogotá en el año 1936 al 1937. Su final llegaría en la fecha mencionada con anterioridad al tener aprestos presidenciales, lo cual provocó el bogotazo producto de la intolerancia política le arrebataron sus anhelos al pueblo colombiano representados en Jorge Eliécer Gaitán, curiosamente ese día, el caudillo del pueblo se reuniría con Fidel Castro Ruz y Rómulo Betancourt, de igual forma, en esa revuelta de indignidad, Joaquín Balaguer en su condición de embajador de la República Dominicana en Colombia fue testigo de excepción, coincidencia que evidencia que el destino tiene ese azar histórico.
Los magnicidios políticos en Colombia empezaron con Gaitán, los cuales, tristemente no se han detenido ahí.
La intolerancia política en Colombia inicia con la guerra civil entre rojos (liberales) y azules (conservadores), conflictos bélicos que fueron de carácter endémico que empeoraron con el surgimiento de los grupos guerrilleros como la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Movimiento 19 de Abril (M-19), y los tristemente célebres carteles de la droga que junto al paramilitarismo solo han sabido enlutar al pueblo colombiano.
Inmediatamente Pablo Escobar declaró la guerra contra el Estado, sometió a los colombianos al horror que llegó a su máxima expresión en el 1989 que es conocido como el año sangriento, el 18 de agosto de 1989 en un mitin político en Soacha, el candidato presidencial del Partido Liberal (PL), Luis Carlos Galán Sarmiento fue silenciado por las balas asesinas del Cartel de Medellín y del autor intelectual, su compañero de partido Alberto Santofimio.
Luego, al sustituto en la boleta presidencial del PL, César Gaviria casi fue victima de otro atentado al colocar una bomba en vuelo 203 de Avianca, que dejo 110 fallecidos y que, por precauciones de seguridad, Gaviria estaba viajando en vuelos privados, no marcho al misterio producto de acto terrorista.
De igual forma en el año 1990, las balas asesinas de las Autodefensas Colombianas, lideradas por los hermanos Castaño Gil segaron vilmente la vida de los candidatos presidenciales de izquierda, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro, su único crimen ante los ojos de Carlos y Fidel Castaño Gil, su ideológica política.
Luego, del mandato presidencial de César Gaviria, Ernesto Samper con el tristemente célebre proceso de los 8,000; pudo escalar los resortes del poder con el financiamiento del Cartel de Cali conformado por los hermanos Rodríguez Orejuela, Pacho Herrera y Chepe Santacruz.
Producto del descubrimiento del apoyo del narco a Samper, el político conservador, Álvaro Gómez Hurtado quien fuera candidato presidencial en varias ocasiones y también en las elecciones de 1994, atacó severamente la penetración de los dineros calientes en la campaña de Samper y fue asesinado en la Universidad Sergio Arboleda. Dicho crimen fue declarado crimen de lesa humanidad en el año 2017 y tiene varias hipótesis desde que dicha orden de muerte fue dada por el extinto Cartel del Norte del Valle.
Colombia, vuelve otra vez a ver como su historia se escribe con la sangre de sus mejores hijos, con el atentado contra el precandidato presidencial del partido Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, hijo de Diana Turbay, también víctima de la violencia que ha sido un mal endémico en Colombia. Se une a la lista de candidatos presidenciales que han sido objeto de atentados, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán, Álvaro Gómez Hurtado, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro.
Por la deidad, continúa batallando por su vida que ha sido puesta en peligro por la voraz intolerancia política que ha golpeado sin clemencia e insistentemente a los colombianos, que ha tenido rienda suelta en el gobierno de Gustavo Petro, sin lugar a dudas un rotundo fracaso.
En Colombia, desgraciadamente se ha vuelto común atentar contra políticos por las ideas que representan, haciendo un paralelismo con nuestra nación que dentro de todo hemos podido consolidar nuestra democracia con el paso del tiempo, solo tenemos cuatro magnicidios presidenciales, el de José Antonio “Pepillo” Salcedo Ramírez, primer presidente de la República Restauradora fusilado y por órdenes de Gaspar Polanco en el año 1864, curiosamente el soldado que ejecuto la orden de fusilamiento, fue Ulises “Lilis” Heureaux, quien también escaló los resortes del poder para llegar a su final en Moca a manos Ramón “Mon” Cáceres y Jacobito de Lara el 26 de julio de 1899, curiosamente Mon Cáceres también fue presidente y en manos de Luis Tejera y otros complotados encontraría su abrupto fin el 19 de noviembre de 1911 y Rafael Leónidas Trujillo Molina que tuvo dominio absoluto durante 31 años esta nación fue ajusticiado el 30 de mayo de 1961.
A diferencia del hermano país, la democracia en nuestra media isla dentro todo se ha consolidado, se ha vuelto la norma con el pasar del tiempo y estos trágicos episodios reposan en nuestros libros de historia.Irónicamente, Gustavo Petro es el primer presidente de ideología de izquierda en la historia de Colombia y ha sido un fiasco que ha permitido el desbordamiento de la violencia política, la persecución de las ideas desde Jorge Eliécer Gaitán a Gustavo Petro, que un presidente que se pensó que era producto de las conquistas sociales y ha sido una decepción enorme.
Con el pasar del tiempo, la reivindicación histórica del liderazgo del expresidente Álvaro Uribe Vélez ha llegado.
Creo prudente concluir con la siguiente frase de Gabriel García Márquez, cito: “Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse.”
Por: Jesús M. Guerrero, hijo.
La entrada ¡Magnicidios colombianos! se publicó primero en El Nuevo Diario (República Dominicana).