Los pactos de EE.UU. con el Sudeste Asiático. Foto: El portal del Puerto de Indonesia
EL NUEVO DIARIO, BANGKOK.- Los acuerdos arancelarios de EE.UU. en el Sudeste Asiático, con Vietnam y ahora Indonesia, tienen el denominador común de atacar el transbordo de mercancías chinas desde estos países, pues coinciden en reservar tasas más altas para bienes que procedan de terceros, mientras Washington acusa a la región de facilitar las ventas chinas.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció la víspera un pacto con Indonesia que, además de recortar del 32 % previsto en abril hasta el 19 % los aranceles sobre los productos de la mayor economía del Sudeste Asiático, contempla que Yakarta pague más si actúa como puerto intermedio para bienes de un país que tenga gravámenes aduaneros más altos (en principio del 30 % en el caso de China).
«Dicho arancel se añadirá al que paga Indonesia», afirmó Trump en su red social Truth Social, una medida similar a la que incluyó en su pacto comercial con Vietnam, anunciado hace dos semanas y que se convirtió en uno de los primeros, después de Reino Unido.
En su acuerdo con Hanói, Washington incorporó una tasa del 40 % para las mercancías que reciba de Vietnam y detecte que sean procedentes en realidad de otras naciones, cuando numerosas fábricas chinas se instalaron en este país tras la guerra arancelaria entre Washington y Pekín del primer mandato de Trump (2017-2021).
«(La medida) Está claramente dirigida a China», sostiene un documento de la consultora Capital Economics enviado a EFE.
Menos peso de Pekín en las cadenas de suministro
En sus conversaciones con la Casa Blanca para mitigar el impacto arancelario, la mayoría de países asiáticos «estarían dispuestos a hacer concesiones» como «restringir el desvío de productos chinos», según Gareth Leather, economista de Capital Economics en Asia.
En este sentido, Malasia, que enfrenta tasas del 25 % -un punto porcentual por encima de las que recibió en abril-, publicó a comienzos de esta semana una nueva regulación que exige permisos para la exportación desde su territorio de chips de inteligencia artificial (IA) procedentes de Estados Unidos.
La medida llega entre sospechas de Washington de que Kuala Lumpur actúa de punto de transbordo para envíos a China de estos bienes estadounidenses protegidos.
Leather asegura también que las negociaciones «podrían resultar problemáticas si, como indican algunos informes, Estados Unidos intenta que se excluya a China de las cadenas de suministro regionales».
Para muchas naciones de la región, Pekín «no solo es un socio comercial más importante que Estados Unidos, sino también una fuente de financiación gubernamental más importante», apunta el economista.
Con la fecha en que expira la tregua arancelaria decretada por Trump cada vez más cerca -el próximo 1 de agosto-, los Gobiernos de Asia han apostado por seguir negociando antes de la entrada en vigor de los gravámenes.
Capital Economics indica que, en la región, «podrían ser inminentes según informes recientes» pactos de EE.UU. con Tailandia e India.
Aceptación y pragmatismo
Según David Boling, especializado en asuntos comerciales asiáticos en la consultora Eurasia Group, «no hay mucho más» que los países asiáticos puedan ofrecer a Washington; «deben ser pragmáticos y aceptar que los aranceles estadounidenses contra ellos crecerán».
Con un clima general que «no es propicio para grandes acuerdos que liberalicen el comercio», es más importante «que controlen el daño, que eviten que los gravámenes suban demasiado», opina.
«El transbordo de mercancías por parte de China para evitar aranceles estadounidenses a través de países como Vietnam y México es desde hace algunos años una preocupación para Estados Unidos. Detenerlo no es fácil, pero existe un fuerte apoyo político en Washington para estas medidas», concluye.
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