La superficialidad está permanentemente presente en el siglo XXI.
La postmodernidad es una era diametralmente opuesta a la modernidad.
La modernidad fue la era de la profundidad en la calidad y los contenidos.
En los siglos XIX y XX fue que se produjeron los más grandes avances en la ciencia, en la filosofía y en la tecnología.
Y eso quedó demostrado en los hallazgos y los análisis de las ciencias y de la filosofía y muy especialmente de la Epistemología.
Y es que en sentido general los gobiernos han descuidado la calidad de la educación.
Por la misma confrontación entre las potencias del mundo se ha priorizado el gasto militar.
Se ha priorizado la guerra entre las naciones y, por consiguiente, se ha priorizado la muerte de los seres humanos vía el incremento exagerado del hambre y de la miseria también.
El alto el fuego no ha impedido ni evitado la guerra fascista y neonazi en diferentes regiones del mundo.
Es el caso de la guerra que el asesino de Netanyahu está llevando a cabo en Gaza contra los palestinos.
La guerra genocida también es llevada a cabo por Rusia contra Ucrania.
Zelenski ha resistido con sabiduría y ánimo la guerra genocida de Putin contra Ucrania.
La superficialidad de este mundo nos consume en la destrucción.
En fin, el mundo está siendo dirigido por grandes atronaos’ como Trump en Estados Unidos y Milei en Argentina.
El mundo actual de la superficialidad los incluye a ellos y a las otras bestias que están destruyendo el mundo.
La humanidad y el mundo merecen un destino diferente.
AUTOR: DR. VÍCTOR MANUEL PEÑA