1.- En el territorio nacional dominicano, el fingimiento de sentimientos, la hipocresía, está presente en el comportamiento de amplios sectores de la sociedad.
2.- En muchos de los nuestros, lo evidente, lo que se deja ver, no se corresponde con la realidad, porque está de por medio la apariencia.
3.- Alrededor de la inmigración haitiana y el proceder de los dominicanos que adversan al haitiano en general, se desarrollan vicios sociales que van desde el odio hasta el racismo.
4.- El patriotismo, sentimiento de amor a la patria, a su soberanía e independencia, para la generalidad de los dominicanos está reservado para expresarlo contra los haitianos y nadie más.
5.- En el medio social dominicano, cada día se estimula más el patrioterismo que no es más que la expresión encubierta de desprecio a los haitianos.
6.- En el ambiente nacional dominicano están presentes la mentira, la simulación y otras formas para, de manera simulada rechazar a la inmigración haitiana.
7.- A la comunidad internacional, por medio del embuste, le quieren hacer creer que la República Dominicana es para los inmigrantes haitianos un lugar delicioso, y no un infierno.
8.- Para los grupos poderosos dominicanos, los inmigrantes haitianos solamente deben estar concentrados, vendiendo su fuerza de trabajo, en la industria de la construcción, en la agricultura y el turismo. Fuera de esas áreas se convierten en indeseables.
9.- Ese inmigrante haitiano indocumentado, víctima de los malos tratos, es el que de manera informal se mueve en las principales ciudades del país trabajando por cuenta propia.
10.- Para comprobar las salvajadas contra la inmigración haitiana indocumentada, no hay que ir al área de la construcción, sector agrícola y de turismo, sino a los lugares públicos donde está concentrado el pueblo dominicano de a pie, los pobres.
11.- Los inmigrantes haitianos que son apaleados y objeto de toda clase de abusos son los más dentro de la inmigración irregular y los que merecen defensa como seres humanos.
12.- La política dominicana migratoria haitiana se ha manejado durante varios años mediante una farsa, poniendo por delante la patraña y ocultando la verdad.
13.- De parte de los grupos dominicanos más lúcidos y sensibles ha hecho falta afrontar, desafiar y, de cualquier forma, ponerse cara a cara ante el gobierno de turno para que no siga con la politiquería deshumanizada contra la inmigración haitiana indocumentada.
14.- Los nacionalistas de aquí, que fundamentan su posición en el antihaitianismo negro y pobre, han logrado neutralizar a amplios grupos de dominicanos que han aceptado el chantaje ideológico.
15.- La política de la mentira, en la cual se apoya el gobierno central para justificar sus métodos odiosos contra los inmigrantes indocumentados haitianos, debe ser enfrentada con la denuncia responsable.
16.- La politiquería no debe ser aceptada para debilitar o anular la solidaridad con los que son víctimas del fenómeno migratorio que se da entre Haití y República Dominicana.
Santiago de los Caballeros.
Por: Ramón Antonio Veras.