Muchas veces el ego corrompe el ser humano, nos creemos dioses, ya sea por una posición, dinero, fama, sin embargo, hay una vida más allá.
El pasado martes el tenista alemán Alexander Zverev explicó los problemas mentales que está atravesando y aseguró a la prensa que cubre el torneo de Wimbledon que se siente “solo en la vida” en estos momentos.
Quien narró ese episodio es nada más y nada menos que el tercer mejor jugador del mundo, lea bien, uno de los mejores tenistas del momento.
“Me siento solo ahí fuera a veces. Lo paso mal mentalmente. Lo llevo diciendo un tiempo desde el Abierto de Australia. Intento encontrar maneras de salir de este agujero, pero veo que no puedo”, comentó el alemán luego de caer en primera ronda de Wimbledon contra el francés Arthur Rinderknech, número 72 del mundo.
La actitud de Zverev es digna de admirar. Un atleta élite, que juega en el mejor tenis del mundo, en las mejores competiciones, con dinero, fama, y mucho por recorrer admitió que se siente solo en la vida y que eso no es bonito.
Decir esas palabras que salieron de corazón en medio de un evento tan grande como es el de Wimbledon es para pensar y analizar cómo anda el mundo.
Imagino que Zverev, por su condición de atleta de alto nivel debe tener un equipo que lo apoye y que está con él siempre, aunque así él no lo sienta.
Hace unos meses Jarren Durán, jardinero de los Medias Rojas de Boston reveló en un documental de Netflix que estuvo a punto de suicidarse, algo impresionante que dejó boquiabierto a todos los que vimos el film.
Luego Durán fue insultado por un fanático en Cleveland, recordándole ese hecho fatídico.
Que Zverev y Durán den a conocer esas revelaciones muy personales es digno de admirar, para que el público, principalmente el fanático entienda que los atletas de alto rendimiento, que participan en grandes escenarios son seres humanos que viven y padecen. Que a veces una persona común cree que por pagar una boleta puede hacer lo que les da la gana con un atleta.
El dinero, la fama y la posición no determina el estado emocional de una persona. La gente no sabe el sacrificio que hace un atleta de élite; levantarse temprano y salir tarde de un estadio, con lluvia, frío, y también competir con sus pares.