Josefina tenía 33 años y Napoleón 27 cuando se casaron, sin embargo, ambos mintieron su edad

VIDA, OCIO Y CULTURA.-El 9 de marzo de 1796, tras seis meses de romance, Napoleón Bonaparte se casó con Josefina Beauharnais. Napoleón llegó dos horas tarde a la unión civil y, como prenda de unión, le regaló a la novia lo que más apreciaba: el nombramiento de su mando en el Ejército de Italia, el deber militar que lo alejaría un largo tiempo del lecho nupcial, pero que a él, un hombre llamado a decidir el destino de los pueblos, le llenaba el ego.
Josefina tenía 33 años y él, 27; sin embargo, ambos mintieron su edad en el acta matrimonial; sus biógrafos descubrieron que ambos habían declarado tener 28 años.
Pero en realidad Josefina era la vizcondesa Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie. Había estado casada con el general Alexandre de Beauharnais, ejecutado por el terror revolucionario en 1793. De la unión con ese hombre mayor, mujeriego y alcohólico, sólo le habían quedado dos hijos; pero para la sociedad parisina, Josefina era la viuda de Beauharnais. Esa era su única carta de presentación.
Sin embargo, Josefina tenía origen noble. Sus ancestros, los Tascher, habían sido los colonizadores de la isla Martinica, en las Antillas, y la futura emperatriz de Francia se había criado allí. Algunos biógrafos sostenían que era esbelta, refinada y de pelo castaño. Otros, si bien no ponen duda en su belleza, acentúan sus costumbres tropicales y el desparpajo que la hacían tan atractiva ante los ojos de la pacata aristocracia parisina.
En resumen, fue el vizconde Alexandre de Beauharnais quien la había obligado a pulirse un poco estudiando escritura francesa, ética y literatura, cuando la joven se embarcó en América, rumbo a París, para casarse con él.
Napoleón entró en la vida de Josefina en julio de 1795, cuando se lo presentaron en una fiesta en la mansión de Paul Barras, un miembro del Directorio dispuesto a todo por tener a su lado a Napoleón, un joven oficial en franco ascenso.
Paul Barras era un personaje hábil, corrupto, libertino y bisexual notorio, y según sus biógrafos, la viuda de Beauharnais era una de sus amantes, cuando los futuros emperadores de Francia se conocieron. Por ello, Barras se la entregó en bandeja, para complacerlo.
La relación entre Napoleón y Josefina se extendió por más de trece años, tiempo en el cual no faltaron las mentiras y engaños mutuos. De sus aventuras Napoleón tuvo un hijo, en 1809, con la condesa polaca María Walewska. Sin embargo, necesitaba un heredero legítimo. Fue entonces cuando le dijo a Josefina que debían separarse para que él pudiera volver a casarse con otra mujer y tener el tan anhelado heredero.
Según la documentación de la época, Napoleón y Josefina se divorciaron el 10 de enero de 1810. Un año más tarde, el 11 de marzo de 1811, el emperador se casó con la Archiduquesa María Luisa de Austria, que era la bisnieta de María Antonieta. De esa relación nació el 20 de marzo de 1811 el primer hijo legítimo de Napoleón, el cual se llamó Napoleón François Joseph Charles. Mientras tanto, Josefina se fue a vivir al Castillo de Malmaison, cerca de París, en donde se dedicó al cultivo y cuidado de rosas hasta que murió, el 29 de mayo de 1814.
Imagen. A pesar de la pasión, de las infidelidades mutuas y la falta de entendimiento entre ambos, Josefina fue el gran amos de Napoleón y durante trece años de matrimonio vivieron en el Palacio de las Tullerías.
Fuente: Historia Siglo XXI
Coordinan: Evangelina de los Santos de la Rosa y Helen M Terrero V