A las relaciones e influencias mutuas entre diferentes discursos, géneros o estilos de comunicación, se le define como interdiscursividad. Se trata, de cómo un discurso se construye a partir de otro(s) discurso(s), y cómo esto afecta su significado y función, frente a los escuchas y analistas políticos, literarios, periodísticos o comentaristas, entre otros. Sin dudas, es un fenómeno que se presenta en las rutas de la comunicación en sentido general
Es importante reconocer, que este fenómeno posee cuatro conceptos claves, a los que me refiero en estos párrafos. En primer lugar, puntualizo, en las relaciones entre los discursos, en donde la interdiscursividad examina cómo estos se interrelacionan, comparten elementos o se contradicen entre sí. Al analizarlo, nos damos cuenta de esta situación, la que puede incluir relaciones entre géneros literarios, discursos institucionales, tipos de comunicación o alocución política, entre otras.
En segundo lugar, me refiero a que el fenómeno se refiere a la influencia mutua entre ellos, porque un discurso no existe en aislamiento. En ese menester, sabemos, que todo discurso es influenciado por otro(s) discurso(s), con los que se relaciona.
Esta influencia se puede presentar como explícita, es decir, que se coloca citando o retomando un discurso anterior o puede aparecer como implícita, al utilizar un lenguaje o estilo particular, que se distingue sobre los demás. En tercer lugar, el fenómeno recontextualiza el discurso, es decir, que, en la interdiscursividad, los elementos de un discurso pueden ser tomados y usados en otro contexto, lo que puede cambiar su significado o función. Esta situación se puede presentar a propósito, con la intención dirigida o puede aparecer por casualidad o ingenuidad.
En cuarto lugar, aparece el dominio del discurso, en donde la interdiscursividad se preocupa por cómo relacionarse con el poder y con las estructuras sociales.
El fenómeno se desarrolla en este aspecto, porque algunos discursos pueden ser más dominantes que otros. Es decir, un poema puede referirse a múltiples cuestiones, sin perder sentido alguno. En la publicidad, el discurso puede retomar imágenes ya conocidas y aludir a discursos folclóricos, para influir en el público al cual va destinado el mensaje, en forma expresa e interesada.
En el mundo de la política, el fenómeno de la interdiscursividad es básico (arte y técnica), para la existencia de una democracia robusta, que se fortalezca institucionalmente en perspectivas de progreso permanente del mundo democrático, porque la sociedad se impacta, a través de las ideas y las contra ideas que se presentan el escenario social, junto al tono, la belleza y la entonación del discursante.
En muchas ocasiones de la vida de los países, hacen falta los discursos y las opiniones, las propuestas y las discusiones, tal y como ocurría en las décadas de los sesenta, setenta, ochenta y una parte de la década de los noventa, cuando el doctor Balaguer, el profesor Bosch, el doctor Peña Gómez y otros, deleitaban con sus discursos, contradicciones y coincidencias, a través de sus retoricas, alusiones, gestos, desarrollando arte y técnica para la mejora escénica.
La democracia se fortalecía e institucionalizaba desde distintos ámbitos de la existencia partidaria, a través de estos personajes ya históricos de nuestra democracia.
Debemos propiciar la polémica, las contradicciones, las ideas, las propuestas y las contrapropuestas, porque si la democracia deja de tener estas cuestiones básicas para su fortaleza, entonces languidece y muere ante la falta de interés de la gente.
La democracia necesita de los dinamismos de la palabra, del conflicto y de la negociación, porque esas cuestiones son básicas para fortalecer las contradicciones, los consensos y coincidencias políticas, las que siempre enriquecen los escenarios sociales.
En la actualidad, la nación necesita de una producción abundante del discurso político y del discurso e intelectual, porque desde él se engarza la comunicación hacia la ciudadanía. Esto es importante para la democracia, porque desde el discurso político se esbozan los planteamientos, las posiciones a profundidad reflexiva; los razonamientos de actualidad, contextualizados y de profundidad conceptual.
Si alguien se dedicara a contestar los planteamientos, los escritos y las opiniones de un político adversario, sería un experimento interesante, para que germinen los distintos puntos de vista y se afiance la discusión cualitativa, de raíz alternativa.
Lo hemos dicho antes, el antagonismo es condición de pensamiento, y pensar significa entrar en conflicto, ya sea con uno mismo o con los demás, o dicho así: cada afirmación se encuentra internamente articulada con una negación.
Debemos asumir la importancia de la interdiscursividad, porque ella dinamiza el escenario político, llama al razonamiento y evidencia madurez intelectual o política.
Por Francisco Cruz Pascual