Saddler @saddlerucarolina Carolinasaddler@gmail.com
La guerra ruso-ucraniana continua. Muchos se preguntan si Ucrania, liderada por Volodymyr Zelensky, tiene la posibilidad de ganarle a Rusia. La repuesta no es tan simple, pero existen varios factores que podrían aventajar a los ucranianos frente al ejercito liderado por Vladimir Putin.
Por ejemplo, la subestimación de la determinación y la capacidad de defensa de Ucrania, combinada con los problemas internos dentro del ejército ruso, ha socavado, hasta cierto punto, su efectividad.
Los rusos han sufrido bajas significativas, no solo en términos de vidas humanas, sino también en equipamiento militar y hasta en “ceguera estratégica”, lo que ha debilitado su capacidad de ofensiva, y en términos relacionados con la percepción de los rusos a nivel internacional.
Una de las sorpresas con la que Rusia no contaba ha sido las sanciones económicas impuestas por parte de la comunidad internacional, las cuales han impactado aspectos económicos de esta nación.
La guerra está drenando recursos valiosos y está afectando las perspectivas económicas a largo plazo de Rusia. A medida que la guerra se prolonga, el aislamiento económico y las dificultades internas en Rusia se intensifican, lo que puede llevar a una disminución de su capacidad para sostener un conflicto a largo plazo.
Aunque Rusia ha buscado apoyo de algunos aliados, la mayoría de los miembros de la comunidad internacional ha condenado su agresión y ha respaldado a Ucrania en los foros diplomáticos.
Esto ha dejado a Rusia aliándose con naciones autocráticas como Corea del Norte, China, Venezuela, Vietnam, y otras. Lideres como Kim Jong Un, Xi Jinping, y Maduro, han proclamado su apoyo incondicional para con Putin, lo que no suma muchos puntos.
Y aunque Rusia se ha mantenido, su posición en el escenario global ha ido decayendo, y ha provocado cierto aislamiento diplomático de la nación europea.
A medida que continúan las derrotas militares, la presión diplomática sobre Rusia también aumenta, lo que puede llevar a la búsqueda de una solución pacífica, que abriría una vía para que Ucrania alcance cierta victoria.
A pesar de que Ucrania no es miembro formal de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la cooperación entre Ucrania y la alianza ha sido crucial para su resistencia.
La entrega de armas avanzadas y la inteligencia compartida han permitido a Ucrania ganar terreno en varias regiones y defender eficazmente su territorio.
La posibilidad de un mayor involucramiento de la OTAN en el futuro podría cambiar significativamente el equilibrio de poder a favor de Ucrania.
Otro aspecto que podría favorecer a Ucrania es el hecho de que, según reportes, el prolongado conflicto pasa factura psicológica a las tropas rusas.
Asimismo, la falta de avances significativos, las bajas crecientes, y las dificultades logísticas y de comando están afectando a los soldados rusos.
A largo plazo, esto podría resultar en problemas en la estructura militar rusa, lo que facilitaría aún más el avance de las fuerzas ucranianas.
Sin embargo, la llegada al poder de Donald Trump, sus «demandas» de pago contra Ucrania, sus volátiles decisiones, su “tolerancia” para con Vladimir Putin, están cambiando el tablero geopolítico.
Hace pocos meses, Trump se mostraba de acuerdo con la narrativa rusa, repitiendo las palabras de Putin como si las mismas fuesen una realidad, lo que inesperada y sistemáticamente, ha afectado los valores y alianzas compartidos de Occidente.
Con sus decisiones, Trump no sólo estaría regalando Ucrania a Putin, sino también Europa, pues esta no puede defenderse sin el apoyo en materia de seguridad de los Estados Unidos.
Es obvio que la administración Trump quiere poner fin a la guerra ucraniana lo antes posible, pero no tiene un plan de alto al fuego, mucho menos una propuesta legitima sobre un acuerdo de paz con el que ambas naciones, y Europa, estén de acuerdo.
A Trump no le importa la seguridad de Ucrania, mucho menos la europea, el estadounidense simplemente quisiera ser reconocido por “haber terminado la guerra”, por lo que su “gran idea” ha sido buscar un acuerdo con Putin sin envolver a los líderes ucranianos ni a los gobiernos europeos en las negociaciones.
Si esto llegara a suceder, Ucrania y Europa tendrían que vivir y soportar las consecuencias de un acuerdo entre Trump y Putin, además de que serían los europeos quienes tendrían que ratificarlo y financiarlo.
El presidente Zelensky y sus aliados europeos han acusado repetidamente a Rusia de retrasar deliberadamente cualquier negociación significativa para apoderarse de más territorio ucraniano.
El presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha estado presionando por una solución rápida, ha postergado, hasta ahora, la imposición de nuevas y duras sanciones contra Rusia.
No hay ni habrá una solución que satisfaga a las dos partes. La única solución es negociar hasta llegar a un acuerdo aceptable entre las partes. Una victoria para Ucrania implicará necesariamente la diplomacia.
Se necesita un acuerdo diplomático que incluya un alto al fuego, y que permita que Ucrania mantenga su derecho a la soberanía y la autodeterminación, cosa que obviamente no es ni será negociable.
Y aunque Ucrania necesita financiación y apoyo continuo, independientemente de si Estados Unidos continúa o no con su ayuda, Europa deberá aumentar su presencia en el conflicto.