Willy Adames.
EL NUEVO DIARIO, LOS ÁNGELES — Al lanzador Sean Hjelle se le indicó que estuviera listo para el primer lanzamiento del domingo.
Fue una solicitud inusual por varias razones, dado que Hjelle es relevista, faltaban aproximadamente 30 minutos para el juego y acababa de ver a Kyle Harrison — el abridor programado de los Gigantes — salir al terreno para empezar a calentar. Pero Hjelle no le dio importancia hasta que vio a Harrison regresar al clubhouse unos 10 minutos después.
Luego, notó a Jordan Hicks saliendo de la oficina del mánager Bob Melvin.
La noticia empezó a correr por el clubhouse: Los dos habían sido cambiados.
“¿Por quién?”.
“Rafael Devers”.
“No fue lo que había imaginado”, dijo Hjelle riendo sobre su primera apertura en Grandes Ligas en la eventual derrota de los Gigantes por 5-4 ante los Dodgers. “Unas cuantas complicaciones y obstáculos más que superar para todo el equipo y la organización”.
El movimiento envió al dominicano Devers a los Gigantes a cambio de Harrison, Hicks, el también quisqueyano José Bello y la selección de primera ronda del Draft del año pasado de San Francisco y 13ra selección general, James Tibbs III.
No fue exactamente lo que la gente imaginaba para el domingo. Ni Hjelle. Ni el dominicano Willy Adames. Ni Logan Webb.
“Obviamente, voy a extrañar mucho a Kyle. Lo conozco desde hace mucho tiempo. A Hicksie también”, comentó Webb. “Perder a esos dos muchachos es obviamente difícil, porque estamos con ellos todo el tiempo, todos los días durante seis meses seguidos. Pero así es el béisbol. Estamos recibiendo a un muchacho que cambia la alineación”.
Otro elemento que se sumó al caos del domingo es el hecho de que el zurdo Joey Lucchesi subió al montículo para relevar a Hjelle en el cuarto inning, a pesar de no haber sido agregado oficialmente al roster de 40 del club.
Aparentemente, el contrato de Lucchesi fue seleccionado de Triple-A Sacramento y el serpentinero fue colocado en el equipo de reserva después de la derrota del sábado ante los Dodgers, según Melvin.
“Llegó esta mañana”, dijo Melvin. “Y había un par de formas diferentes en que podría haber entrado en el roster hoy”.
Eso terminó sucediendo con el cambio de Devers, ya que creó n puesto en el roster de 40 que facilitó la adición de Lucchesi.
Como el estelar cañonero zurdo que es, Devers aporta dos de las mayores necesidades de los Gigantes en este momento. El tres veces convocado al Juego de Estrellas y dos veces ganador de un Bate de Plata tiene línea de .272/.401/.504 en 73 encuentros con 15 jonrones, 58 carreras impulsadas y OPS de .905 en el 2025.
Devers ha jugado en la tercera base durante la mayor parte de su carrera, pero se movió a bateador designado este año – a pesar de haberse negado en un principio – después de que los Medias Rojas firmaran a Alex Bregman en la agencia libre. También hubo una disputa de alto perfil con la gerencia de Boston cuando Devers rechazó públicamente otra mudanza a la primera base.
En cuanto a dónde jugará Devers en San Francisco, ésa es una conversación que Melvin y el presidente del departamento de operaciones de béisbol de los Gigantes, Buster Posey, esperan tener con él. (Cabe señalar que Casey Schmitt, reemplazando al lesionado Matt Chapman, salió del partido del domingo después de recibir un bolazo en el tobillo y está día a día).
Sin embargo, sus nuevos compañeros no están preocupados.
“Es genial”, dijo Adames, quien conoce a Devers desde hace 10 años. “Es un gran muchacho. Obviamente, ha habido falta de comunicación allí. Por lo que sé de él, le gusta saber las cosas. Quiere que te comuniques, hables con él y seas honesto. Y siento que aquí con Buster, eso es lo que tenemos. Buster es alguien súper honesto. Va a ser directo y a Devers le va a gustar eso”.
Con el ya talentoso núcleo de Adames, Chapman y Jung Hoo Lee – todos con contratos a largo plazo – y los Gigantes a 2.0 juegos de los Dodgers en la reñida carrera de la División Oeste de la Liga Nacional, la gerencia agrega otra pieza que siente que puede llevar al club a la cima, tanto esta temporada como la próxima década.
“Envía un mensaje”, resumió Adames, “que queremos ganar, y [Buster] hará lo que sea necesario para poner al mejor equipo en el terreno para que salgamos y compitamos”.
El ambiente en el clubhouse de los Gigantes reflejó eso. Nadie estaba hablando de cómo acababan de perder dos de tres partidos contra sus archirrivales en el Dodger Stadium, sino de lo que les espera de vuelta en el Oracle Park.
“Sé que estas últimas horas han sido una locura”, reconoció Dominic Smith, quien fue compañero de equipo de Devers en Boston para 82 partidos la campaña pasada. “Pero conseguimos a un jugador muy, muy, muy talentoso en su mejor momento. No veo de hora de mirar cuántos batazos va a dar hacía la Bahía”.
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