Por Henry Zacarias
ENTRETENIMIENTO, (27 de abril 2025).-A mediados de los años 80, Jim Carrey era un joven comediante canadiense que luchaba por abrirse camino en Hollywood. Sin recursos económicos y enfrentando constantes rechazos, Carrey decidió tomar una medida audaz: escribió un cheque simbólico a su nombre por 10 millones de dólares por “servicios de actuación prestados”, fechado para el Día de Acción de Gracias de 1995. Guardó ese cheque en su billetera como un recordatorio tangible de su objetivo y como una fuente de motivación constante.




En una entrevista con Oprah Winfrey en 1997, Carrey compartió cómo solía subir a Mulholland Drive en Los Ángeles, visualizar su éxito y repetir afirmaciones positivas sobre su futuro. Aunque en ese momento no tenía nada, estas visualizaciones le brindaban esperanza y lo impulsaban a seguir adelante.
Esta historia no solo destaca el talento de Carrey, sino también el poder de la visualización y la perseverancia. Es un testimonio de cómo creer en uno mismo puede transformar sueños en realidad.
En un gesto conmovedor, cuando su padre falleció en 1994, Carrey colocó el cheque deteriorado en el ataúd, cumpliendo así un sueño compartido entre ambos.
💡 Reflexión Final
La historia de Jim Carrey no solo destaca la importancia de la visualización y la fe en uno mismo, sino también el valor del trabajo arduo y la perseverancia. Como él mismo señaló, “no puedes simplemente visualizar y luego ir a comer un sándwich”; es esencial combinar la visión con la acción.
Este relato nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, mantener la esperanza y trabajar con determinación puede llevarnos a alcanzar nuestros sueños más ambiciosos.
Fuente: TVCrónicas
Coordinan por Grupo Crónicas: Helen M Terrero V y Evangelina de los Santos de la Rosa