Punta Cana, RD. (Foto: Agencia EFE/Orlando Barría).
PUNTA CANA.- Aunque el Gobierno anunció que recolectará y pondrá a disposición el 5 % del volumen proyectado de sargazo para 2026 (50,000 toneladas métricas) y el 10 % para 2027 (100,000 toneladas métricas), la República Dominicana libra una lucha sin cuartel contra esta macroalga, ante el aumento de su presencia en buena parte de la turística Punta Cana y otras zonas del país.
En ese sentido, las máquinas que recogen el sargazo amontonado en la arena o quienes lo retiran manualmente forman ya parte del paisaje.
Es el caso de Marlon, de 28 años, que empuja por la orilla de la playa de Bávaro una carretilla cargada de sargazo.
«Mi jornada comienza a las 8 de la mañana, y durante el día realizo decenas de viajes para quitar las algas que entorpecen el caminar de los turistas y afean esta hermosa playa», dice a EFE.
Marlon forma parte de un grupo de hombres que trabajan por encargo de pequeños hoteleros para combatir diariamente la llegada del sargazo. A diferencia de ellos, las grandes cadenas hoteleras utilizan maquinaria especializada que recorre las playas, recogiendo y triturando las algas en un carro remolcado.
No son pocos los turistas que se entretienen observando el ir y venir de esos tractores, mientras otros, ajenos al problema, bailan bachata o juegan voleibol en la orilla.
Aunque estas macroalgas se han vuelto cada vez más habituales en las playas de esta zona, Fernanda, una turista española, explica que ha estado en Punta Cana en otras ocasiones, siempre a finales de año, y afirma: «Esta es la primera vez que veo las playas así, cubiertas de sargazo. La verdad es que impresiona».
Ante la pregunta de si volvería, responde: «Definitivamente sí, pero en épocas navideñas».
El sargazo también representa un desafío para Pedro, un guía de buceo que desde hace años trabaja en la zona: «El trabajo está complicado ahora mismo. Es difícil conseguir clientes que quieran ir a bucear porque la gente supone que donde los llevemos en la lancha todo estará igual de cubierto de sargazo».
Mientras tanto, los turistas pasean junto a la maraña de algas que se extienden por kilómetros sobre las blancas arenas. Para llegar al agua, deben pasar por encima o saltarlas.
Un poco más adelante, una joven se entretiene agarrándolas con las manos y separándolas para abrir pequeños caminos, mientras una pareja se toma fotos junto a las algas acumuladas, como si fueran un ‘souvenir’ más.
Una emergencia para el Caribe
La proliferación de sargazo afecta también a otras zonas del Caribe, como Puerto Rico, Cuba y México. Por ello, en la reciente Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3), el presidente dominicano, Luis Abinader, pidió que se reconozca como “una emergencia regional”, una amenaza que, sumada a otros efectos del calentamiento global, representa “un golpe significativo al producto interior bruto de las naciones insulares”.
El sargazo, alertó, “ha dejado de ser una anomalía para convertirse en una crisis”, con consecuencias económicas, ambientales y sociales.
El impacto de esta macroalga es amplio: además de afectar al turismo (en República Dominicana ese sector contribuye con el 19 % del PIB), daña los ecosistemas marinos —peces, corales y tortugas— y repercute negativamente en la economía de los pescadores locales. A ello se suma el mal olor que produce al descomponerse y los eventuales efectos respiratorios en poblaciones expuestas, especialmente en personas vulnerables.
Ante este panorama, se busca ahora sacar algún provecho del sargazo: usarlo para generar biomasa con fines energéticos, emplearlo como fertilizante o extraer materiales que puedan servir en la industria de cosméticos, alimentos, entre otros usos.
En respuesta al desafío, la República Dominicana ha puesto en marcha varias acciones, como la protección del 30 % del territorio marino, el desarrollo de una estrategia nacional para la gestión sostenible del espacio oceánico y la creación de una plataforma de datos oceanográficos abiertos que beneficia a pescadores, investigadores y operadores turísticos.
Este mismo mes, la República Dominicana y la Unión Europea inauguraron el primer Grupo de Trabajo sobre la Valorización del Sargazo, que reúne a actores de los sectores público, privado, académico y de la sociedad civil, con el objetivo de desarrollar cadenas de valor viables para el procesamiento del sargazo y transformar este reto en una oportunidad económica, según informó el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Esa institución también lanzó una convocatoria para que empresas presenten propuestas relacionadas con la recolección, monitoreo, tratamiento y valorización del sargazo.
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