Ninguna autoridad parece tomarse en serio el orden y la limpieza de las cosas. Incluso, se resisten para no admitir que nuestro país muestra descuido por todos lados, pese a tener una valiosa infraestructura vial a nivel nacional.
Lo que no está sucio, está torcido o mal puesto. Es evidente la basura en las calles, cañadas y carreteras. En los barrios es común la falta de bacheo en las calles y las chatarras ocupando espacio físico y visual.
Toda esa realidad afea el ambiente y genera una conducta social acostumbrada a vivir en esas condiciones inadecuadas a la condición humana.
Y nadie ha querido adoptar la limpieza como política prioritaria, la que, sin dudas, redituaría la conducta colectiva.