SANTO DOMINGO, República Dominicana (9 de marzo 2025).-En las aulas dominicanas, la disciplina y el aprendizaje van de la mano, pero ¿qué pasa cuando un niño presenta problemas de conducta? Este es el caso de Eduardo (nombre ficticio), un pequeño de 5 años que ha generado controversia tras una decisión de su escuela de limitar su asistencia a solo dos días a la semana en compañía de un tutor.

Su padre, a quien llamaremos Ángel, asegura que en casa su hijo es un niño como cualquier otro, sin comportamientos problemáticos. Sin embargo, en la escuela, Eduardo ha sido reportado por pellizcar a sus compañeros y golpearse la cabeza contra la pared. La situación motivó a su maestra a alertar a la dirección y al departamento de Psicología del centro educativo.
La decisión de la escuela
Para abordar el problema, el plantel educativo estableció que Eduardo asistiría solo los lunes y martes hasta el mediodía, siempre con un tutor. “No entiendo por qué limitarlo a solo dos días”, cuestiona Ángel, preocupado de que su hijo se atrase académicamente.

El director del centro, Edward Yiral Suárez, explica que la medida sigue el manual de convivencia del Ministerio de Educación y fue acordada con los padres. “No se trata de excluir al niño, sino de encontrar una solución”, sostiene. Agrega que la restricción será temporal y durará de dos a tres semanas, mientras se evalúa la evolución del menor con el acompañamiento adecuado.
Proceso de intervención
La orientadora del centro, Yanira Elizabeth Jiménez, detalla que tras la alerta de la maestra, se convocó a los padres, se realizó una evaluación psicológica y se remitió a un pediatra. “El pediatra es quien debe referir al psicólogo clínico para que determine la situación y nos oriente sobre las estrategias a seguir en el aula”, explica.

Además, destaca que la madre ha estado involucrada en el proceso de adaptación de su hijo, acompañándolo en el aula desde que ingresó a la escuela en diciembre. “Hemos visto avances”, afirma.
¿Qué dicen las autoridades?
Odalis Santana, encargada de Participación Comunitaria del distrito educativo 05-02, aclara que si un padre está en desacuerdo con una decisión escolar, debe acudir al distrito, la regional o la sede del Ministerio de Educación. Según ella, en este caso, la escuela actuó conforme a las normativas. “El centro debe contar con un diagnóstico para determinar la estrategia adecuada”, subraya.
Los riesgos de la medida
Desde el punto de vista psicológico, Abril Arias, presidenta del Colegio Dominicano de Psicólogos (Codopsi), advierte sobre los efectos negativos que podría generar la decisión de reducir la asistencia de Eduardo. “El niño podría desarrollar sentimientos de rebeldía, enojo e incluso perder el interés por la escuela”, advierte.
Arias también critica la falta de recursos en las escuelas públicas para atender estos casos. “Si un docente no puede manejar la conducta de un niño de 5 años, el sistema educativo ha fracasado”, sentencia.
El marco legal
El Ministerio de Educación cuenta con un manual de convivencia que establece estrategias para garantizar la armonía en los centros escolares. Según el artículo 23, “se prohíbe cualquier medida que denigre a los estudiantes o que obstaculice su aprendizaje”. Sin embargo, también permite restricciones temporales en casos graves de alteraciones de la convivencia.
¿Exclusión o solución?
El caso de Eduardo abre el debate sobre cómo las escuelas deben manejar los problemas de conducta en los niños pequeños. Mientras la escuela defiende su actuación como una estrategia para ayudar al menor, los expertos alertan sobre el impacto emocional que podría tener en su desarrollo.
En un sistema educativo con limitaciones, ¿es suficiente con aplicar medidas temporales o se requiere una inversión real en orientación y psicología escolar? El caso de Eduardo es solo un reflejo de una problemática mayor en las aulas dominicanas.
Fuente: DL
Coordinan por Grupo Crónicas: Evangelina de los Santos y Helen M Terrero V