sáb. May 24th, 2025


En un mundo donde es fácil culpar a las circunstancias, a los demás o a la sociedad por nuestras dificultades, asumir la responsabilidad de nuestra propia vida es un acto de madurez y poder personal. Esto significa reconocer que, aunque no siempre podemos controlar lo que nos sucede, sí podemos elegir cómo reaccionamos. Como decía Epicteto, filósofo estoico: “No son las circunstancias, sino tu opinión sobre ellas lo que te afecta profundamente”.

Comprender esto fue un punto de inflexión en mi vida. Aprender a hacerme cargo de mí misma me permitió vivir con propósito, fortalecer mi autoestima y construir (en proceso) un futuro alineado con mis valores.

¿Qué significa hacerse cargo de uno mismo?

Honestamente, durante mucho tiempo fui una víctima andante. Creía que mis problemas eran consecuencia de lo que hacían los demás o de lo que me ocurría, sin darme cuenta de que yo tenía el poder de cambiar mi realidad.

Hacerse cargo de uno mismo no es solo cumplir con responsabilidades externas, sino también tomar conciencia de nuestras emociones, decisiones y comportamientos. Implica reconocer nuestras fortalezas y debilidades sin excusas, aprender de los errores sin victimizarse, y actuar en lugar de esperar que otros nos rescaten.

Cuando me hice consciente de mi papel en mi propia vida, cambié mi discurso interno y externo. Dejé de hablar desde la víctima y comencé a establecer límites saludables en mis relaciones y hábitos. No es un proceso instantáneo ni está completamente terminado, pero entendí algo fundamental: el personaje de la víctima no puede lograr sus propósitos, porque para vivirlos es necesario un salto de valentía.

El poder de asumir la responsabilidad

Cuando tomamos las riendas de nuestra vida, experimentamos una mayor sensación de control y satisfacción. Nuestra autoestima se fortalece, nos sentimos más seguros y adquirimos autonomía emocional. Nos volvemos más auténticos y nuestras relaciones mejoran porque dejamos de depender de otros para nuestra felicidad.

Nadie es responsable de nuestras emociones ni de cómo interpretamos la realidad. Como se dice, vemos el mundo no como es, sino como somos.

Hacerse cargo de uno mismo es un compromiso diario, pero nos permite vivir con mayor plenitud y autenticidad. Dejemos de ser víctimas de las circunstancias y convirtámonos en protagonistas de nuestra historia. No es un camino fácil, pero cada paso en esta dirección nos acerca a una vida más consciente y satisfactoria.

 

Por Evelin Peguero
@evelinpolin





Source link

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *