EL NUEVO DIARIO, WASHINGTON.– El Banco Mundial proyecta para este año un crecimiento muy bajo de la economía mundial, que podría ser el más reducido desde 2008, sumado al riesgo de una recesión que podría impactar negativamente las actividades comerciales.
Según la última edición del informe Perspectivas económicas mundiales, publicado por el organismo financiero internacional, sin tomar en cuenta recesiones globales absolutas, se anticipa una desaceleración generalizada.
El Banco Mundial señala que las turbulencias actuales han provocado una reducción de los pronósticos de crecimiento para casi el 70 % de las economías a nivel global, sin importar la región o el nivel de ingresos.
“Se proyecta que el crecimiento mundial se desacelerará al 2.3 % en 2025, casi medio punto porcentual por debajo de la tasa prevista a principios del presente año. No se prevé una recesión mundial. Sin embargo, si las proyecciones se cumplen, el crecimiento promedio de los primeros siete años de la década de 2020 sería el más lento de todos los decenios desde los años sesenta”, advierte el organismo.
“Aparte de Asia, el mundo en desarrollo se está convirtiendo en una zona libre de desarrollo”, declaró Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Grupo Banco Mundial. “Esto se ha venido advirtiendo por más de una década. El crecimiento de las economías en desarrollo ha disminuido durante tres décadas: del 6 % anual en los años 2000, al 5 % en la década de 2010, y a menos del 4 % en la de 2020”, añadió.
Este declive sigue la misma tendencia del comercio mundial, cuyo crecimiento cayó de un promedio del 5 % en los años 2000 a cerca del 4.5 % en la década de 2010, y a menos del 3 % en la actual. También se ha desacelerado el crecimiento de la inversión, mientras que la deuda ha alcanzado niveles sin precedentes.
El informe prevé que el crecimiento se desacelerará en casi el 60 % de las economías en desarrollo este año, situándose en un promedio del 3.8 % en 2025, antes de repuntar ligeramente a un 3.9 % en 2026 y 2027.
Esto representa más de un punto porcentual por debajo del promedio registrado en la década de 2010. Se espera que los países de ingreso bajo crezcan un 5.3 % en 2025, lo que implica una disminución de 0.4 puntos porcentuales respecto a las previsiones de principios del mismo año.
El organismo señala que los aumentos de aranceles y la rigidez en los mercados laborales también ejercen presión sobre la inflación mundial, la cual, con una proyección del 2.9 % para 2025, se mantiene por encima de los niveles anteriores a la pandemia.
“La desaceleración del crecimiento obstaculizará los esfuerzos de las economías en desarrollo para generar empleo, reducir la pobreza extrema y cerrar la brecha de ingreso per cápita respecto a las economías avanzadas”, advierte el informe.
Añade que, si las economías en desarrollo —excluyendo a China— logran mantener un crecimiento del PIB del 4 %, como se proyecta para 2027, necesitarían alrededor de dos décadas para regresar a la trayectoria de producción económica previa a la pandemia.
Sin embargo, el crecimiento global podría recuperarse más rápidamente si las principales economías logran reducir las tensiones comerciales, lo que disminuiría la incertidumbre normativa y la volatilidad financiera. Según el informe, si las disputas comerciales actuales se resolvieran con acuerdos que redujeran los aranceles a la mitad de sus niveles actuales, el crecimiento mundial podría aumentar en promedio 0.2 puntos porcentuales en 2025 y 2026.
“Los mercados emergentes y las economías en desarrollo se beneficiaron de la integración comercial, pero ahora están en la primera línea del conflicto comercial mundial”, expresó M. Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial.
“La mejor forma de responder es redoblar los esfuerzos de integración con nuevos socios, implementar reformas que fomenten el crecimiento y fortalecer la resiliencia fiscal para enfrentar los desafíos. Ante el aumento de barreras comerciales y la incertidumbre creciente, un diálogo y cooperación global renovados pueden trazar un camino más estable y próspero”, agregó.
El informe concluye que, frente a las crecientes barreras comerciales, las economías en desarrollo deben apostar por una liberalización más amplia, establecer asociaciones estratégicas para el comercio y la inversión con otras economías y diversificar sus vínculos comerciales, incluso mediante acuerdos regionales.
Dado los recursos gubernamentales limitados y las crecientes necesidades de desarrollo, los responsables de formular políticas deben concentrarse en movilizar ingresos internos, priorizar el gasto fiscal hacia los hogares más vulnerables y fortalecer los marcos fiscales.
Finalmente, para acelerar el crecimiento económico, los países deberán mejorar el clima de negocios y promover el empleo productivo, dotando a los trabajadores de las habilidades necesarias y creando condiciones que permitan conectar eficazmente a la fuerza laboral con las empresas. La colaboración internacional será esencial para apoyar a las economías más vulnerables, mediante intervenciones multilaterales, financiamiento en condiciones concesionarias y, en el caso de países afectados por conflictos, asistencia y apoyo de emergencia.