lun. Jun 16th, 2025

En los últimos meses, he observado con creciente preocupación cómo el sector de la construcción -vital para nuestra economía y desarrollo nacional- ha sido objeto de críticas injustas y ataques que desestiman su gran impacto económico.

Las valoraciones se realizan sin tomar en cuenta que, para operar en la formalidad, el sector debe cumplir rigurosamente con todos los preceptos legales que imponen las leyes. Estamos hablando de permisos, supervisión técnica, cumplimiento de obligaciones fiscales, a lo que se suman los altos costos de financiamiento.

El trabajo con apego a las leyes debe ser respaldado, y más cuando se trata de un sector que es un componente clave del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Cabe resaltar que, según el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE), entre enero a abril de este 2025, se registró una menor demanda de los principales insumos utilizados en el sector construcción.

Esto, conforme al Banco Central, se traduce en una desaceleración, al acumular una variación interanual de -2.3 % en enero-abril, fruto del entorno externo de incertidumbre y de tasas de interés reales que permanecen relativamente elevadas. La situación ha provocado la readecuación de los cronogramas de construcción de obras del sector privado.

Los números de la institución bancaria no solo deben llamarnos a la cautela si no a tener presente uno de los grandes desafíos en la construcción; la de regular la informalidad.

Paradójicamente, mientras los constructores formales trabajan apegados a estrictas regulaciones, en barrios y zonas vulnerables se levantan edificaciones sin ningún tipo de supervisión ni consecuencias. Es aquí donde reside el verdadero problema que debe ser atendido, el de regular las construcciones ilegales, que no solo son un peligro para sus ocupantes, sino también para el desarrollo de las ciudades.

Se hace necesario que las autoridades adopten acciones firmes para reducir significativamente este problema.

Fomentar la formalidad en la construcción fortalecerá el sector, amén de impulsar a nuestra nación hacia un futuro más sostenible y próspero. Como planificador urbano, insto a las autoridades y a la ciudadanía a reconocer la necesidad de un cambio estructural en la supervisión y promoción de la construcción.

Es hora de alinear nuestras políticas con un enfoque que priorice el desarrollo ordenado y la seguridad urbana, lo cual nos colocará en el camino correcto para maximizar el impacto económico positivo que este sector puede ofrecer a la República Dominicana.

Por: Mayobanex Suazo.

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